Unos jabalíes en Marín se alimentan con restos de marisco y comen 'de la mano'

  • Los animales se comén también restos de buey con nocilla.
  • Cada día, al anochecer, regresan al bar para comer.
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Los tres animales son ya asiduos a la Churrasquería Pacita.
Los tres animales son ya asiduos a la Churrasquería Pacita.
Los tres animales son ya asiduos a la Churrasquería Pacita.

Unos jabalíes con buen paladar. Adiós a la frase de comer como un cerdo, con perdón de la expresión. Así lo han demostrado unos jabalíes, familia lejana de los gorrinos, en el concello de Marín. A diario, tres de estos animales se acercan a la churrasquería Pacita para ponerse tibios de comida, incluso restos de mariscos.

El motivo de la visita se debe a que los jabalíes, por falta de alimento en el monte, se acercan cada vez más a los núcleos de población de de O Morrazo, en donde el censo de estos ejemplares, que puede superar el centenar, según las cifras que barajan las sociedades de caza, se ha reducido desde la entrada en funcionamiento del Corredor.

Unos animales confianzudos

Abelardo, uno de los vecinos del lugar señala que la historia de los tres jabalíes de la Churrasquería Pacita, en Mogor, a dos kilómetros de la localidad de Marín, comenzó hace aproximadamente un mes cuando un cliente salió del establecimiento y regresó rápidamente diciendo que un jabalí había pasado rozando su pierna.

En ese momento nadie le creyó, salieron con él y le convencieron que aquellas sombras que se veían ya a lo lejos eran perros. Abelardo, que es el hijo de los propietarios del establecimiento, se había olvidado totalmente de la anécdota de los jabalíes.

Recuerda que a última hora de la noche escuchó el arrúa de un jabalí: "Qué susuto, delante mía estaban tres jabalíes".

Comen de la mano

Desde esa noche los animales vuelven siempre al atardecer hasta esta churrasquería, donde su dueña Pacita, ya les da de comer: "Si nos quedamos como estatuas llegan a comer a de nuestra mano", asegura Abelardo quien reconoce que se les ha llegado a dar restos de los bueyes de las comidas "y los trituran como nocilla.

Comen de todo y a nosotros nos hacen un favor con la hierba que la tienen cortada". Este joven reconoce que nunca se habían acercado tanto los jabalíes a Mogor, que el primer día le impusieron respeto pero que ahora les ha cogido cariño y confianza.

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