El racismo y la xenofobia, sobre todo «de baja intensidad», son fenómenos que continúan aumentando en España. Ésa es la principal conclusión de un informe al respecto presentado ayer por la Red Europea contra el Racismo, integrada por 25 ONG.

La Red denuncia la escasa aplicación de las normas penales para castigar delitos racistas. «Los jueces se limitan a juzgar la agresión sin valorar la motivación racista del crimen, contemplada como agravante en el Código Penal», subrayó Lorente. «La mayoría se castigan como simples faltas».

El estudio constata que los prejuicios y los estereotipos discriminatorios han ido reforzándose en la sociedad española, sobre todo en el caso de los inmigrantes, que siguen siendo vistos como un problema. No en vano, el 21% de la población los considera como uno de los tres problemas principales de España.

En este sentido, el informe señala que el grupo más vulnerable a dichas actitudes sigue siendo el de los gitanos, que según el CIS es el colectivo peor valorado socialmente y el que más discriminación sufre. En segundo lugar están los ciudadanos procedentes de países árabes, a quienes se asocia con el terrorismo internacional, dando lugar a lo que la Red denomina como «islamofobia».

En cuanto a los ámbitos donde se manifiesta esta discriminación con mayor asiduidad, el informe destaca la vivienda, la educación y el mundo laboral. Además de arrendamientos abusivos, «los propietarios se niegan a alquilar a ciudadanos extracomunitarios», afirmó Diego Lorente, portavoz de SOS Racismo, al tiempo que señaló la exclusión de los hijos de los inmigrantes en las escuelas concertadas.

Discriminados  en su trabajo

Se calcula que en España residen entre 650.000 y 700.000 gitanos, lo que representa el 1,6% de la población. El informe de la Red Europea contra el Racismo indica que el 45% de ellos dicen haberse sentido discriminados en su trabajo o en los procesos de selección para encontrarlo. Además, según datos del Consejo Estatal del Pueblo Gitano, uno de cada diez gitanos vive en una chabola; la esperanza de vida de esta población es nueve años inferior a la del resto y la mortalidad infantil es 1,4 veces superior a la media nacional.