La avalancha de turistas que registra la catedral acelera su deterioro. Este año aumentó un 10% el número de visitantes, un dato positivo, pero que supone «unha degradación, tanto no culto, coma no aspecto físico de certos espazos», según el director xeral de Turismo, Rubén Lois. Para paliar los daños, se han tomado medidas de protección del pórtico de la Gloria y del Santo dos Croques, aislado ya de las miles de manos que desean tocarlo cada día.
El deán del templo, Xosé María Díaz, solicita la colaboración del Ayuntamiento en la conservación del patrimonio, dado que la Iglesia «non se plantexou nunca cobrar entrada á catedral, ou pechala ao público». A pesar de estos temores, ayer se presentó una iniciativa para reforzar las relaciones con Jerusalén y Roma; habrá paquetes turísticos que permitan a los interesados visitar las tres ciudades en un viaje.
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