El 10 de diciembre de 2006 fallecía el dictador chileno Augusto Pinochet tras sufrir un infarto de miocardio y un edema pulmonar, entre los llantos de sus simpatizantes y el festejo de sus detractores, (en España, los chilenos salieron a la calle con cava y banderas al grito de "¡viva Chile!").

Durante el primer año sin el que fuera líder chileno de 1973 a 1990, sus familiares no han dejado de ser protagonistas. Tanto su viuda como sus cinco hijos fueron procesados por "malversación de fondos", el pasado octubre, aunque puestos en libertad un día más tarde.

El hijo menor de Pinochet, Marco Antonio, ha asegurado, con motivo del primer aniversario del fallecimiento de su padre, que estas detenciones no son más que "un montaje" y que su progenitor "aportó mucho a Chile", por lo que "no lo pueden borrar" de su historia.

Este lunes, partidarios de Pinochet celebrarán una misa en la catedral castrense de la capital chilena, dentro de una serie de homenajes, charlas y conferencias en memoria del dictador. El Gobierno chileno, que resta importancia a estos actos, señala que se trata de una actividad familiar.

El militar chileno volvió a ser noticia hace unos días, cuando Manuel Contreras, general retirado y ex jefe de la policía secreta de Chile durante la dictadura (DINA), aseguró que la CIA y el gobierno golpista de Pinochet actuaron de común acuerdo para asesinar a los opositores Orlando Letelier, ex canciller, y Carlos Prats, ex jefe del Ejército (uno de cuyos nietos escupió al féretro del dictador).