«El que mata no debe ver el sol, como el que muere»

Antonia perdió a su hija en 2005. La mataron en plena calle en Caravaca. El asesino ha sido condenado a 50 años. Ella pide cadena perpetua.
Antonia le pide al ministro de Justicia que se endurezcan las penas. (L. Roda)
Antonia le pide al ministro de Justicia que se endurezcan las penas. (L. Roda)
Antonia le pide al ministro de Justicia que se endurezcan las penas. (L. Roda)

Antonia sólo vive para pedir justicia. El marroquí Said Ouammou acuchilló a su hija hasta matarla, sin conocerla de nada, en octubre de 2005, en Caravaca. María Cruz Sánchez tenía 23 años; 14 días después habría cumplido 24. El marroquí, que también hirió a otras tres chicas, ha sido condenado a 50 años de cárcel, aunque Antonia sabe que no cumplirá toda la pena.

«Ya hay bastantes muertes por los accidentes de tráfico y por el cáncer. No se pueden permitir más asesinatos. Hay que endurecer las penas para que los que maten no vuelvan a ver el sol, igual que a los que han matado».

Antonia es viuda. Su marido murió por esclerosis siete meses y medio después de que mataran a su hija en plena calle. «Estaba mal, pero cuando pasó lo de María Cruz no volvió a andar». Tiene otros dos hijos, que viven fuera, «para intentar olvidar y rehacer sus vidas».

Ella ya no puede: «Dedico el día entero a pensar en mi niña, a ver sus fotos. Estudió Dietético Nutritivo, pero trabajaba en una tienda. No quería ir a Murcia porque quería disfrutar el tiempo que le quedaba a su padre; pero pasó por allí y le tocó. Se ve que este mundo no era para ella».

Con la mesa puesta

Estaba la mesa puesta con una tortilla y una ensalada, pero María Cruz nunca llegó. «La llamé al móvil cien mil veces, hasta que al final oí por la ventana: ¡Está muerta!»

Esta jubilada se queja del comportamiento de jueces y políticos. «Hablan mucho, pero después no hacen nada. Ni fueron al juicio. Tampoco me dejaron ver a mi hija en la sala de autopsias. Me dijeron que me fuera a leer el periódico y a tomar un café».

El abogado del marroquí ha recurrido la sentencia. «Encima, tengo las de perder. Él se ha declarado insolvente, pero yo lucharé por mi hija hasta que me reúna con ella».

«Valcárcel, me debías un abrazo»

Antonia Martínez vino el martes a Murcia. Quería coincidir con el presidente Valcárcel para reclamar justicia en el acto contra ETA. «Lo vi y vino a darme la mano. Yo le dije que me diera un abrazo, que me lo debía. Ni me llamó ni vino al entierro de mi hija». Ella aprovecha cualquier ocasión en la que hay políticos para reclamar justicia. Ahora irá a la Asamblea. Quiere recoger 500.000 firmas para intentar que se endurezcan las penas de los asesinos.

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