«Los grupos grandes han reservado desde hace más de un mes», señalan en el asador sidrería Kiskia, al lado del estadio de San Mamés, donde sólo queda sitio para las noches del 28 y el 29. Además, el cartel de no hay billetes colgado en los restaurantes los fines de semana ha provocado que los vizcaínos se animen a programar sus cenas entre semana.

La mayoría de las mesas, eso sí, las ocuparán las cenas de las empresas, cuyos empleados aprovechan los días previos a la Navidad para despedir el año junto a sus compañeros de trabajo. «También hay muchas cenas de cuadrillas de amigos, pero suelen ser menos gente; el restaurante nos lo llenan las empresas», aseguran en el restaurante Tapelia, en el muelle de Uribitarte.

Doble comilona

Aunque también hay quien tiene las dos. «Ceno con mis compañeros de trabajo el viernes 14 y el día 28 con mis amigos; así que voy a estar tres semanas poniéndome hasta arriba de marisco», explica Jorge Nogal, ingeniero bilbaíno, de 28 años.

La venganza contra el jefe

La cena navideña de la empresa puede ahora convertirse en una pequeña y divertida venganza de los empleados al jefe. Hay empresas que ofrecen alicientes para las cenas como espectáculos de drag queen, música o, lo último, camareros infiltrados. «Un actor se hace pasar por camarero y la lía durante toda la cena, ya sea sentándose a comer, tirando las cosas o metiéndose con alguien; la mayoría de las veces, con el jefe», explica Eduardo, de la organizadora de fiestas Loquo.