Desde que a principios del siglo IX los místicos musulmanes comenzaron a organizarse en cofradías sufíes, adoptaron la música como soporte de la meditación, como medio de acceder a estados de gracia o de éxtasis.Respondiendo a sus invocaciones divinas, los músicos del Ensemble Al-Kindî alternan refinados y sutiles preludios de los omeyas de Damasco, mientras que el bailarín gira y evoluciona sobre el escenario en un ritmo ancestral.* Conservatorio María Cristina. Pza. San Francisco, s/n. Hoy, a las 20.30 h. Entradas agotadas.