Seguro que cuando le pusieron el nombre de Dos Aceras a esta calle del centro (una de las que desemboca en Álamos) era el orgullo de la ciudad por tener amplios espacios peatonales a cada lado. Pero de eso ya casi ni se acuerda nadie, pues entre las obras y sus andamios ambas aceras se estrechan y en la mayor parte del recorrido hay que caminar por el asfalto. Un peligro al que se obliga incluso a las madres, que deben sortear los coches con sus carritos de bebé.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios