Horas antes, la Ertzaintza había registrado la casa de Apaolaza en busca de pistas que aclarasen cómo se produjo la muerte de su superior laboral, Florencio Parra, cuyo cadáver había sido hallado con un disparo en la cabeza en el propio edificio siniestrado. Apaolaza tenía que relevarle en su puesto. Nadie sabía aún ayer qué pasó, aunque se descarta que el móvil fuera el robo de documentos.
Digno de ‘CSI’
Los dos vigilantes del edificio de Hacienda no se llevaban bien y tenían problemas laborales por los turnos. El domingo por la noche, desde dentro, alguien desactivó las alarmas, las cámaras de seguridad y provocó el fuego (tenía seis focos activos cuando llegaron los bomberos). No había ni rastro de Apaolaza, pero encontraron el cuerpo de su jefe y faltaba su arma reglamentaria.
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