Según ha informado el colectivo ecologista a Europa Press, "es un grave problema ecológico y ambiental, y además supone un aumento del riesgo de inundación en las inmediaciones del estuario". En este sentido, ha añadido que a todo ello "hay que sumar el problema de salud pública en caso de anoxia durante un largo periodo y, por supuesto, un problema socioeconómico por el impacto negativo que tiene esta problemática entre usuarios y vecinos del estuario y las playas del río".

Ecologistas ha recordado que este río "es un motor económico no solo para el municipio de San Roque, sino para Sotogrande, el Polo y los campos de golf del resto de la comarca del Campo de Gibraltar".

Así, Verdemar ha indicado a Europa Press que "el cierre de la desembocadura del río impide la renovación del agua, sobre todo en verano con las altas temperaturas", que hace que "baje el nivel de oxígeno del agua y afecten a las especies del ecosistema de flora y fauna presentes en un hábitat de interés prioritario en la conservación para la Unión Europea como son los estuarios".

En este sentido, ha explicado que "los ríos, con su aporte de materia orgánica procedente de los ecosistemas terrestres, suponen una fuente indispensable para alimentar la vida marina y para sostener los caladeros pesqueros, que además muchas de las especies necesitan de los estuarios para sus fases de desove y alevines, es decir, completar su ciclo biológico".

Así, han destacado que "el estuario situado en un lugar estratégico para las aves es una marina posterior al propio estuario del Guadiaro es considerada una Zona de Especial Conservación (ZEC)".

Por otro lado, ha apuntado que "la situación de anoxia en el río durante un periodo prolongado hace que la materia orgánica presente se descomponga de manera anaeróbica, lo que tiene como producto sustancias malolientes y tóxicas, y situaciones de eutrofización".

Según Ecologistas, esto supondría "un problema de salud pública", así como "un grave problema turístico, ya que inhabilitaría los usos recreativos del río y las playas cercanas y afectaría a las urbanizaciones circundantes a causa de los olores y la proliferación desmesurada de insectos".

Por otro lado, el colectivo ha apuntado que "el cambio climático está haciendo que cada vez las lluvias se produzcan en episodios más puntuales y torrenciales, por lo que el problema de acumulación de sedimentos en la bocana se multiplicaría y no haría más que incrementarse".

Por ello, Verdemar ha señalado que entiende que "de no tomarse medidas continuadas y coordinadas entre las partes que tienen competencias, el grave problema supondría un grave impacto para el propio río y a las arcas de las administraciones", que "no son ni más ni menos que nuestros bolsillos, habida cuenta de los desembolsos económicos que se vienen realizando".

A su juicio, "las causas" de esta situación "son la mala gestión de los usos del agua de la cuenca del río Guadiaro y el cambio en la dinámica del litoral que han provocado las urbanizaciones y las obras públicas, en especial el puerto de Sotogrande, todo esto con el visto bueno de la Demarcación de Costas".

Hay que tener en cuenta que "a más cauce, más capacidad de arrastre de sedimentos hacia la desembocadura", por lo que Verdemar ha apuntado que "el río necesita cuatro o cinco hectómetros más de cauce para que no se produzca el cierre de la desembocadura".

Así, ha explicado que "la falta de agua se produce por los trasvases al Majaceite y a la Costa del Sol y también por la desmesurada cantidad de concesiones de agua para riego concedidas tanto para agricultura como para campos de golf, jardines o piscinas". A ello, se añade, según los ecologistas, "la gran cantidad de tomas legales que existen a lo largo de la ribera, denunciadas por la asociación en reiteradas ocasiones".

Finalmente, Verdemar ha exclamado que "proteger el medio ambiente es proteger nuestro nivel de vida" y el eco del estado del río Guadiaro "es el estado de calidad ambiental del ecosistema y de la implicación de las administraciones estatales y autonómicas".