Luisma será padre y Aída volverá a caer en el alcoholismo. La quinta temporada de Aída (Telecinco. Domingo, a las 22.15 h) llega más tragicómica que nunca.

¿Queda gente tan buena y noble como Aída?

Sí. Este personaje es de carne y hueso. Las madres son así.

¿Le provoca rechazo el alcohol?

Yo bebo como cualquier persona. No estoy en contra de nada.

Compagina su trabajo en televisión con cine y teatro, ¿cómo lleva todo ese peso?

Desahoga bastante porque los actores pasamos muchas horas en un plató de televisión y tenemos que airearnos. Es una manera artística de vivir y uno necesita alimentarse de otras cosas para seguir viviendo.

¿Qué es lo que más le gusta de ser actriz?

Vivir emociones a través de otros personajes. Es muy gratificante, casi terapéutico.

¿Y lo que menos disfruta?

El trabajo que hay al margen de la propia profesión. Las tareas extra son las que me llegan a agotar.

¿Por qué cree que Aída ha conectado con el público?

La gente está viendo un reflejo de la sociedad en la que se mueve. Además, es una serie muy optimista. Los personajes salen a flote de cualquier situación y eso es muy esperanzador.

¿Usted es optimista?

Sí. También aprendes mucho de personajes que no se parecen nada a ti. Yo he aprendido mucho de Aída. Me ha hecho ser más optimista.

¿Sigue el trabajo de sus compañeros de profesión en otras series?

Por supuesto, aunque yo no soy muy amante de la tele. Hay pocas cosas que me gusten y muchas que no.

¿Le molesta que la identifiquen con Aída?

No me molesta. La palabra no es molestar, pero sí llega a agotarte que te confundan continuamente con el personaje. La gente debería saber que el que lo está haciendo es un actor y no es el personaje.

¿Cómo le gustaría que terminara su Aída?

No lo decido yo, pero me gustaría que tuviera un final feliz porque se lo merece.