La semana pasada, Córdova llevaba casi dos días caminando por el desierto de Arizona, a menos de ocho horas a pie de la ciudad de Tucson, cuando se encontró a Christopher Buztheitner, de 9 años, quien viajaba con su madre el día de Acción de Gracias cuando ésta perdió el control del coche que conducía y cayó por un barranco.
El niño, que vestía unos pantalones cortos a pesar del frío y caminaba junto a su perro, parecía tener sangre en las piernas, y Córdova, que no habla inglés, trató de auxiliarlo.
El menor y su madre, Dawn Alice Tomko, se encontraban de campamento cerca de la frontera con México, y al no poder hacer nada por ella, el inmigrante indocumentado decidió permanecer con el niño y protegerlo del frío haciendo una fogata.
"Sólo hice lo que me salió del corazón, a mí me gustaría que si algún día mis hijos están en esa situación, también alguien trate de ayudarlos", agregó el inmigrante.
El hombre permaneció con el menor casi un día, mientras llegaban las autoridades a socorrerlos, a pesar de que sabía que corría el riesgo de ser detenido por la Patrulla Fronteriza de EE UU y de ser deportado, tal y como ocurrió.El inmigrante indocumentado permaneció
"Lo único que me duele es que no me pude despedir de él, solamente recuerdo que me dijo 'gracias' en español", recordó el inmigrante.
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