Conserva el horno en buen estado

Su limpieza es algo más fácil con los nuevos sistemas autolimpiables.

Conservar el horno en buen estado es sencillo si utilizamos unos pequeños trucos.

USO.- Debemos encenderlo con al menos 15 ó 20 minutos de antelación, además de tener presente que no conviene abrirlo innecesariamente.

COLOCACIÓN.- Uno de los inconvenientes tradicionales del horno era su ubicación, ya que, al estar instalado bajo la cocina, nos obligaba a agacharnos. Colocarlo a la altura del tronco –entre los hombros y la cintura– permite una postura más cómoda en su uso y mantenimiento.

LIMPIEZA.- Tanto el interior como el exterior se limpian con un paño suave humedecido en agua caliente jabonosa. No se deben usar detergentes abrasivos, arenosos o corrosivos.

AMONIACO.- Enciende el horno durante 20 minutos a temperatura suave, luego apágalo. Pon un plato pequeño con amoniaco en el estante superior; en el estante inferior pon un cacharro grande lleno de agua hirviendo y déjalos toda la noche. Por la mañana abre el horno y deja que se airee un rato antes de lavarlo con agua y jabón.

RESTOS.- Para eliminar más fácilmente esos restos derramados al cocinar, espolvorea con sal inmediatamente la zona afectada. Cuando el horno se haya enfriado, rasca los residuos y luego pasar una esponja húmeda.

OLORES.- El olor a comida quemada en el interior del horno se elimina empapando un paño con vinagre y sal y pasándolo por la superficie del horno mientras todavía está tibia.

PROBLEMAS.- Los más comunes son que la luz interior no funcione porque se ha fundido la bombilla o que se estropee el cable de alimentación eléctrica. Ambos se pueden solucionar de manera sencilla.

REVISIÓN.- Si se hace un mantenimiento adecuado y periódico de todos los elementos del horno, la revisión puede realizarse cada cinco años.

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