Para Cristina Lucas (Jaén, 1973) la creación artística no tiene sentido sin la reflexión y el compromiso. Desde hace más de 15 años sus trabajos –que fluctúan entre diversos formatos como el vídeo, la fotografía, la instalación, la performance y el dibujo- analizan los instrumentos de poder que sustentan nuestra sociedad y también el modo en que, por extensión, limitan nuestras libertades. Dos frases (suyas) definen su trabajo a la perfección: "la política es algo omnipresente, no me puedo imaginar ninguna actividad que esté apartada de ella" y "el arte es la reflexión estética de tu tiempo".

Teniendo todo esto en cuenta podemos afrontar de una manera más clara Manchas en el silencio, la exposición con la que la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid inaugura la nueva temporada expositiva y que podrá visitarse hasta el próximo 5 de noviembre. Comisariada por el crítico de arte Gerardo Mosquera, la muestra se acerca a tres temas esenciales para la artista -la historia, el tiempo y la memoria-, que se materializan a través de instalaciones y videoproyecciones.

El propio Mosquera define así el trabajo de la autora: "Lucas constituye un caso sobresaliente de cómo el arte crítico puede ser fructífero no solo en términos de su discurso social, sino por lo avanzado de su proposición artística. En esta obra lo político y lo estético no son opuestos, sino complementarios y mutuamente enriquecedores".

La columna vertebral de este proyecto es la video-investigación-instalación titulada El rayo que no cesa, una obra en proceso sobre los bombardeos aéreos que han causado víctimas civiles desde 1912 hasta la actualidad. La pieza se compone de tres grandes proyecciones: una revela datos concretos, otra la cartografía de las barbaries y la tercera, fotos documentales.

Lo más interesante, es que la pieza se ha construido desde la investigación y sigue alimentándose día a día. Los datos actuales son fruto de las estudios realizados por los asistentes al taller Madrid 45 que Lucas impartió el pasado mes de abril y también de los de un grupo de estudiantes de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid. Además, cualquier persona que visite la exposición también puede contribuir a la investigación.

A su vez, El rayo que no cesa se entrelaza con otras piezas en las que siguen presentes el tiempo y la historia. La obra Tufting, realizada ex profeso para esta exposición, se compone de lienzos bordados que representan mapas que evidencian los puntos de violencia contra objetivos civiles; en el vídeo Piper Prometeo, un avión hace volar la fórmula física que hizo posible la aviación; y Clockwise es una gran instalación con 360 relojes que corresponden a los grados imaginarios que dividen la esfera terrestre, dando vida artística a la teoría de la relatividad.

Con el peso de la memoria histórica y el paso del tiempo a sus espaldas, la muestra quiere sumarse a la conmemoración de 80 aniversario del bombardeo de Guernica sin olvidar, por supuesto, la actualidad mas hiriente. "La historia se hace siempre desde el presente y la exposición reacciona a esta época de ataques terroristas y militares contra víctimas indefensas. Guernica sigue, el conteo de los bombardeos a ciudades continúa, sin fin", concluye Mosquera.

La exposición se acompaña de la publicación Wavelength / Longitud de onda, coproducida por la Comunidad de Madrid, el OK Center for Contemporary Art y el Mudam Luxenbourg, que recoge el trabajo de Cristina Lucas durante la última década. Incluye textos de la propia artista y de especialistas como Estrella de Diego, Chantal Pontbriand, Sergio Rubira o el comisario de la muestra, Gerardo Mosquera, entre otros. Sin duda, una obra que por fin hace justicia a una de las artistas españolas más internacionales de la actualidad.