Según la misma fuente, dos agentes de la Policía Local patrullaban por un polígono de Tremañes cuando observaron a cuatro personas que caminaban ocultos por los matorrales. Estos, al ver a los policías, arrojaron al suelo algo que llevaban en las manos. Asimismo, mientras los agentes se acercaban al lugar, los cuatro hombres se introdujeron en un turismo que tenían allí estacionado.
Los agentes de la Policía Local procedieron en ese instante a su identificación y observaron que uno de ellos tenía las manos ensangrentadas. El hombre justificó que las heridas se las había hecho con las zarzas del lugar.
Los agentes, que no dieron credibilidad a lo manifestado por el hombre, inspeccionaron la zona y observaron una nave con la puerta reventada en su parte inferior. En el interior del local había material idéntico al que habían tirado los cuatro hombres. La Policía pudo comprobar que ese material arrojado procedía de la citada nave.
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