Durante su declaración, el acusado, que se encuentra en prisión como presunto autor desde junio de 2014 y que mantenía una relación sentimental con la madre y expareja de los fallecidos cuando ocurrieron los hechos, y que se enfrenta a 50 años de prisión, ha asegurado que tenían "una relación de idas y venidas, nunca le pedí que dejara a Miguel Ángel D.E. Siempre la respeté".
A la pregunta sobre cómo llegó su ADN a unas toallas que se encontraban en la vivienda donde aparecieron los cadáveres, ha remarcado: "No me lo explico porque llevaba tres años sin acceder a esa casa", y ha insistido en que se considera "una persona muy sincera".
De igual manera, preguntado por la relación que mantenía con Miguel Ángel, que también trabajaba en el mismo supermercado, ha remarcado que era "cordial de trabajo", indicando además que "era una persona que no tenía problemas con nadie, una bellísima persona, todos los querían en Almonte y nunca se metió en problemas".
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