Precisamente ayer, el secretario xeral de Emigración de la Xunta aseguró que Galicia cuenta con 80.000 inmigrantes empadronados.
Por sectores, la construcción se ha ido convirtiendo en el principal receptor de manos internacionales. Si nos fijamos en las cotizaciones al régimen general (la mayoría, puesto que sólo hay un 11% de autónomos), el mundo del ladrillo se lleva la palma, con uno de cada tres extranjeros. Por contra, sorprende que en una comunidad de mar, sólo 14 de los inscritos (0,11%) se dediquen a la pesca.
Los datos también acaban con varios tópicos. El perfil del inmigrante que cotiza es el de un hombre europeo, de origen mayoritariamente portugués. Fuera del viejo continente, Colombia es la primera en la lista de cotizaciones.
Las cifras que no salen a la luz
Al margen de la «realidad oficial», las ONG trabajan a diario con los inmigrantes que no salen en las listas de cotización o en los padrones. «En el ámbito del hogar hay una hipocresía total; se contrata a gente con papeles, pero no se le da de alta en la Seguridad Social», denuncian desde la organización coruñesa Equus Zebra. Además, según la asociación, el crecimiento de la población inmigrante en Galicia es un «fenómeno imparable en los últimos cinco años»; mano de obra que, según la ONG, va para la construcción (africanos) y hostelería (suramericanos).
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