Es el inventor de la pintura metafísica y su enigmática visión de la realidad inspiró el movimiento surrealista. Giorgio De Chirico (1888 - 1978) es uno de los pintores más influyentes del siglo XX. Su obras están conectadas con la historia del arte occidental y difuminan las fronteras entre el sueño, la memoria y la vida real. Ahora, desde el 19 de julio al 22 de octubre, CaixaForum de Barcelona acoge una exposición suya con 142 óleos, dibujos y esculturas. Todas ellas hacen un recorrido cronológico y temático por las diferentes etapas del artista.

Nacido en 1888 en Volos, Grecia, Giorgio De Chirico es hijo de padres italianos. A lo largo de su vida, el pintor residió en diferentes ciudades europeas, como París y Florencia, donde desarrolló su obra en paralelo a las grandes corrientes del arte del siglo XX.

Aunque fue un artista independiente, su reflexión sobre el inconsciente inspiró diferentes movimientos artísticos, como el surrealismo de André Breton y Salvador Dalí, el realismo mágico, el pop art y el arte conceptual.

La exposición ha sido comisariada por Mariastella Margozzi y Katherine Robinson y contiene sobre todo obras de la colección privada del artista que pertenecen a la Fondazione Giorgo e Isa De Chirico. Después de Barcelona viajará a Madrid, Zaragoza y Palma de Mallorca.

En la muestra El Mundo de Giorgio De Chirico, sueño o realidad destaca la visión que el artista tiene sobre el mundo. En sus obras, el pintor transfigura la realidad cotidiana y le otorga una dimensión misteriosa. Un ejemplo son los "interiores metafísicos". Se trata de pinturas donde aparecen habitaciones que contienen elementos propios del mundo exterior (como pueden ser obras arquitectónicas o el mismo sol) y del interior (por ejemplo, herramientas).

Otro elemento característico de su obra son los maniquíes, que desarrolló hacia el final de su estada en París, en 1915. Estas figuras representan al hombre reducido a su mínima expresión. Con su cabeza ovalada y su cuerpo formado por elementos geométricos está desnudo de cualquier elemento que le de personalidad.

La muestra está estructurada en seis etapas. En la primera se pueden ver los retratos y autorretratos que De Chirico realizó a lo largo de su vida. En la segunda, el visitante se adentra en el mundo de los interiores metafísicos y, en la tercera, en el de los maniquíes y la plaza de Italia. En esta fase destacan los cuadros donde aparecen representados los pórticos, las esculturas y las torres de estilo clásico de las ciudades italianas, a las que el pintor les da un nuevo sentido.

La cuarta etapa de la exposición corresponde a la de los baños misteriosos, donde se representa el agua como si fuera el suelo de un parqué. Se sigue con la fase de historia y natura, en la que De Chirico se dedicó a recuperar los valores de la pintura Renacentista y Barroca. Finalmente, se acaba con la fase del mundo clásico y los gladiadores. En ella, estos héroes destinados a morir se transforman en actores, mientras que la arena se convierte en una escenografia teatral.

Se puede decir que De Chirico es un creador universal que ha innovado con el arte metafísico y la reflexión sobre el inconsciente. Todo ello sin desconectar con la historia del arte y, sobre todo, con el mundo clásico. En sus obras es recurrente la ambigüedad entre realidad y ficción ¿Dónde se acaba el sueño y empieza la realidad? Eso lo tendrá que descubrir el visitante.