El sábado por la noche ya hubo un primer susto al detectarse una fuga de aceite en el Renault de Alonso, que a punto estuvo de obligarle a cambiar de motor. Esa maniobra le hubiera relegado a la última posición de la parrilla, pero finalmente los mecánicos hicieron un apaño y el asturiano pudo salir desde la tercera plaza, con Jenson Button, primero, y Michael Schumacher, segundo. Kimi Raikkonen, muy rezagado, salió octavo.

 

 

Como viene siendo habitual, Fernando Alonso protagonizó una gran salida y se colocó segundo, por detrás de su compañero Giancarlo Fisichella, que había salido cuarto. Los dos Renault empezaron a tirar a ritmo de vuelta rápida y en el trigésimo segundo giro Alonso superó a su colega. Poco después, un problema hidráulico puso fin a la carrera de Fisichella, que se retiró muy enfadado. Alonso se quedó solo al frente y parecía que nada iba a impedir su quinta victoria de la temporada.

 

Pero esta vez, Alonso el Imprudente cometió un error al golpear el muro de protección con una de sus ruedas traseras. La suspensión de su monoplaza quedó dañada y tuvo que ceder el liderato a Montoya, que rodaba segundo, antes de abandonar. Button sufrió idéntico percance cuando era tercero y también tuvo que marcharse. La carrera quedó encabezada por Montoya, seguido de Raikkonen y Schumacher, pero el colombiano se saltó un semáforo en boxes y fue obligado a retirarse, dejando el triunfo en manos del finlandés.

 

 

Alonso tendrá sólo una semana para olvidar el fiasco de Canadá y preparar el GP de EE UU. «En Indianápolis nunca he acabado ninguna carrera y este año tengo que hacerlo como sea», dijo.

 

«Sufrir uno o dos abandonos por temporada es normal»
Fernando Alonso