El Paral·lel clama la atención del gobierno de Colau en Barcelona

  • Los vecinos exigen que se continúe con la reforma de la vía, parada hace más de dos años.
  • También piden un plan de usos que contenga el turismo.
Avenida Paral·lel de Barcelona.
Avenida Paral·lel de Barcelona.
Meritxell Bayarri
Avenida Paral·lel de Barcelona.

Ya han pasado más de dos años desde que en 2015 el gobierno de Ada Colau en Barcelona aprobó suspender temporalmente la reforma de la avenida Paral·lel que se emprendió durante el mandato de Xavier Trias y los vecinos reclaman que el Ayuntamiento se ponga ya a trabajar en la recuperación de la vía, que en su época de esplendor, el primer tercio del siglo XX, fue comparada con el Pigalle parisino por sus numerosos cabarets y teatros.

Por un lado, piden que se retome la remodelación, que el Consistorio frenó para repensarla, pues generó tantos apegos como críticas. Por el otro, exigen que se redacte un plan de usos para la calle que evite que el turismo se coma la vida vecinal, lo que ya está ocurriendo en otras grandes arterias barcelonesas, como la Rambla o la Via Laietana.

Desde SOM Paral·lel, plataforma muy crítica con la reforma aprobada y que por lo tanto, se mostró favorable a pararla, creen, sin embargo, que ya es hora de que se den los pasos necesarios para volverla a poner en marcha –está previsto un proceso participativo previo, aún sin fecha–.

Remarcan, eso sí, que antes es preciso un plan de usos para la avenida. "Ahora hay barra libre. Las terrazas, por ejemplo, cada vez dejan menos espacio público para los vecinos", se queja Jordi Camina, portavoz de la entidad, y añade: "No queremos un Paral·lel sobre saturado de bares, sino comercio de proximidad".

Para Camina, más que de cara a la gente del barrio, la reforma iniciada se diseñó "enfocada al turismo", para que los cruceristas empleen la avenida para ir "desde el puerto hasta la Fira de Barcelona", por lo que cree necesario modificarla.

También la Unió d'Associacions de Veïns del Poble Sec pide que "el plan para el Paral·lel continúe". "Ahora en vez de un lugar de encuentro, es un lugar de paso y de frontera. Las expectativas de los comerciantes se han ido al suelo", apunta Miquel Carrillo, secretario de la entidad, que también defiende la necesidad de un plan de usos que contenga el turismo.

Acerca de como se debería continuar la remodelación, dice que están "abiertos a cambios" pero que habría que "respetar" el actual proyecto, trabajado durante «muchos años».

El gobierno municipal aprobó en marzo en comisión una proposición del Grup Demòcrata que preveía un plan integral para el Paral·lel en seis meses. Desde entonces, apuntan fuentes del Consistorio, no ha habido ningún tipo de avance.

Quedan los dos extremos

Están pendientes de remodelación los dos extremos del Paral·lel: entre la ronda Sant Pau y Drassanes y entre la calle Lleida y la plaza de Espanya. Se debían reformar siguiendo el patrón ya aplicado en la parte central para ganar espacio para los peatones.

En primera persona

Mercedes Balboa, vecina, 67 años

"Lo que se tendría que arreglar en el Paral·lel son las baldosas. Hay muchas que están levantadas y te puedas tropezar cuando pasas. Además, los turistas respetan muy poco las aceras, van con bicicletas o patines y se te cruzan por en medio».

Luis González, vecino, 60 años

"Yo veo bien las obras del Paral·lel. Mejor ahora con el carril bici en medio de la calzada que antes, que había más peligro para los peatones. Para mí hay otras prioridades en la zona, como la limpieza de las calles y la seguridad, sobre todo por las noches».

José Luis Balaguer, comerciante, 48 años

"Ya que se empezó, la reforma se tendría que acabar. La zona se ve un poco dejada. Aún así, preferiría que el carril bici estuviera a un lado en vez de en medio. Para mí es bueno que pasee mucha gente, entre ellos turistas. Sólo pediría más vigilancia».

Alba Rossinyol, vecina, 26 años

"La distribución me parece bien. Eso sí, las obras se tendrían que acabar porque dejarlas a medias no tiene sentido. Ahora en verano se nota más la presión turística. No puedes pasear bien por tu barrio. Pero entiendo que es algo bueno para la economía».

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