Luis David Ruiz es un director de cine jiennense que, desde que la magia de lo audiovisual le atrapó, no ha parado de estar vinculado a esta afición que se ha convertido en profesión. Comenzó como autodidacta, coqueteando con la fotografía, después se formó en Madrid, llegando a filmar cortos no sólo en diferentes rincones de la geografía española, sino también en tierras americanas y francesas. Ha sido uno de los promotores del gremio en fomentar la cultura del séptimo arte en la provincia de Jaén. Después de una etapa de trabajo centrado en la ficción, Luis David se decanta por el género documental, contando historias reales en escenarios como Marruecos, donde rodó Las puertas de la percepción (2005).

El punto de encuentro, no puede ser mejor para esta entrevista: un café reformado donde se ubicaba una tienda de fotografía, en la que nuestro protagonista acudía a comprar metros y metros de película.

¿Siempre le ha gustado todo lo relacionado con el mundo audiovisual?

Sí. Recuerdo que cuando era pequeño cogía la Súper 8 de un padre y me iba con mis amigos a la calle a grabar gags. Nos lo pasábamos genial, ya que de cualquier situación curiosa hacíamos una historia.

¿Por qué la mayoría de sus cortos y largometrajes los ha filmado fuera de Jaén?

Simplemente porque las historias que he escrito tenían escenarios donde no se podía grabar aquí, por ejemplo, en Desencanto (2001), se contaba una situación particular de un personaje que se encuentra en un metro. Evidentemente no podía crearlo en una ciudad donde no existe, por lo que tuve que ir a Madrid, concretamente en el barrio de Lavapies.

¿Cuáles ha rodado en Jaén?

El 3 de septiembre y Macho, macho las grabé en Sierra Mágina. Es una zona con paisajes de una belleza especial y única, por ello los aproveché para estos dos cortos. Pero también filmé en la provincia Vengo dulcemente, aunque todas las escenas son de interiores.

Como jurado de concursos de cortometrajes: ¿cree que falta cultura cinematográfica entre los jiennenses?

Creo que esta concepción ha cambiado mucho en los últimos años. Hoy en día hay bastantes espacios abiertos para que, especialmente jóvenes, puedan exhibir sus creaciones audiovisuales y exponerlas a concursos. Todos tienen ganas de contar historias y además son muy buenos manejando las tecnologías; sin embargo, pienso que aun les falta gramática audiovisual y saber qué quieren contar realmente.

Pero, al final, los jóvenes tienen que marchar de Jaén para adquirir formación...

Claro. A mí me pasó igual. Me gustaba la imagen y el sonido y tenía la necesidad de contar historias a través de este medio; no obstante, aquí no hay formación académica por lo que tuve que salir a estudiar. Por ello considero esencial la implantación en la Universidad de Jaén de estudios relacionados con la disciplina.

¿Cuál sería el plano que identifica con Jaén?

Cualquiera de Sierra Mágina. En la localidad de Albuniel hay unas caserías antiguas donde se pueden filmar historias sacadas del mejor de los guiones, con unos escenarios naturales envidiables. Pero también los paisajes de Cazorla, Parque Natural donde el mismísimo Félix Rodríguez de la Fuente escogió para sus documentales.

¿Qué ocurre en la gestión empresarial de esta rama?

Actualmente no hay iniciativa ni riesgo. Seguimos dentro de una espiral de conformismo y con muy baja autoestima. Creo que deberíamos valorarnos más.

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