Así lo explicaron a 20 minutos diversos establecimientos consultados. En las tiendas más pequeñas el crecimiento es, por el momento, más discreto (en torno a un 10%).

Los descuentos atractivos, de hasta el 50% en algunos artículos, y el miedo a que se agoten las existencias es lo que empuja a los padres a adquirir sus regalos con tanta antelación.

Las jugueterías del centro de la ciudad y los grandes comercios registran ya una media de 150 ventas diarias, cifra que irá en aumento a medida que se acerquen las fechas navideñas.

Los regalos más demandados son los relacionados con la electrónica, como la videoconsola PlayStation 3 (entre 400 € y 500 €) o el Scalextric digital de última generación (300 €), y los juguetes que se anuncian en televisión, como los muñecos Pocoyó (de 7 € a 20 €).

Cada vez se hacen menos reservas

La tradición de reservar los regalos en las tiendas va a menos y la mayoría de las veces se efectúan las compras en el acto, excepto en el caso de regalos grandes que, con frecuencia, los comercios envían a los domicilios. Desde la Unión de Consumidores de Aragón se recomienda comprar con antelación y comparando precios para aprovechar las mejores ofertas de cada establecimiento. «Hay que tener en cuenta que los descuentos sólo se aplican a algunos artículos», advierten.

Algunos datos de interés

El coche de Alonso: Muchos niños piden a los Reyes el coche de Fernando Alonso, pero la mayoría no quieren el modelo McLaren de este año (50 €) porque dicen «que es malo y seguro que se rompe» y solicitan la versión de Renault del año pasado (30 €).

Juguetes de toda la vida: A pesar de la influencia de las nuevas tecnologías, los regalos tradicionales siguen despertando la ilusión de los más pequeños. Entre ellos destacan los triciclos (de 40 a 140 €), las bicicletas (desde 80 a 200 €) y los futbolines de madera (a partir de 60 €). La Barbie y los coches teledirigidos también siguen siendo productos estrella para los niños.

Los juegos educativos aumentan: En los últimos años ha aumentado la venta de productos educativos, como puzles o rompecabezas, pero la mayoría de las veces son los padres los que los solicitan y no los niños.