Los osos de aquí no hallan comida por el tiempo ‘loco’ de este año

En primavera no hubo cerezas ni arándanos, ahora las castañas, las avellanas y las bellotas están verdes. Los esbardos están escuálidos y los osos buscan comida cerca de los pueblos.
El de la izda. no contó con carroña para su alimentación y tiene señales claras de desnutrición. El otro es de la primera camada y se alimentó de carroña, por lo que goza de un buen estado nutricional.Fapas
El de la izda. no contó con carroña para su alimentación y tiene señales claras de desnutrición. El otro es de la primera camada y se alimentó de carroña, por lo que goza de un buen estado nutricional.Fapas
El de la izda. no contó con carroña para su alimentación y tiene señales claras de desnutrición. El otro es de la primera camada y se alimentó de carroña, por lo que goza de un buen estado nutricional.Fapas

A estas alturas del año, a pocas semanas de que empiecen a hibernar, los osos ya deberían estar gordos y con las reservas suficientes para pasar el invierno. Pero las fotografías tomadas por el Fapas (Fondo para la Protección de los Animales Salvajes) dejan patente que los plantígrados están más delgados que de costumbre por la falta de comida. Los ecologistas alertan de que esta escasez de alimentos pone en peligro la vida de los esbardos.

«Este invierno los oseznos pueden pasarlo mal, tienen más riesgo de morir por desnutrición o por culpa de las enfermedades, ya que al estar peor alimentados tienen menos defensas», advierte Alfonso Hartasánchez, técnico del Fapas. Subraya además que este año «es especialmente malo, porque vienen mal todos los frutos».

Los problemas empezaron con las cerezas, la primera fruta que comen los osos tras despertase de su sueño invernal. Más tarde, en verano, cuando parecía que iba a haber buena hierba, llegó la lluvia y la estropeó, afectando de paso a los frutos. Hubo pocos arándanos, la mitad de las avellanas cayeron verdes, escasearon las bellotas en zonas como Somiedo o Belmonte y lo mismo está ocurriendo con las castañas. Hay pocas, y las que hay, están verdes y aún no han caído de los árboles.

También la vida de los osos adultos corre más riesgo de lo habitual, pero por culpa de las cacerías de jabalíes. Al tener que desplazarse más para encontrar comida, los animales pueden caer en los lazos de los cazadores o ser confundidos con un jabalí y acabar abatidos.

Cerca de los pueblos

La escasez de comida ha llevado, además, a que los 130 osos pardo cantábricos de Asturias «estén descontrolados» e incluso a los ecologistas les cuesta seguirles la pista. Algunos adultos se han dispersado por zonas como Grado, Proaza y Quirós, que por lo general tienen poca presencia osera. Se acercan a núcleos poblados y ya se han registrado su presencia a escasos metros de las casas.

Hartasánchez asegura que hace unos días un ejemplar se aventuró a entrar en una colmena que estaba a 10 metros de una vivienda de Belmonte. «Si tienen comida, los osos prefieren estar en territorios tranquilos, pero cuando hay pocos alimentos tienen que ampliar el territorio hasta que los encuentran», explica.

La falta de carroña afecta a las crías

La carroña es muy importante para la supervivencia de los oseznos durante el primer año de vida. En estas fotografías cedidas por el Fapas (están hechas con cámaras automáticas ocultas en el bosque), se ven dos esbardos de dos camadas consecutivas de la misma madre.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento