En una rueda de prensa celebrada en la sede de la OTAN, donde participa en una sesión del Consejo Atlántico, Bono reconoció la parte de responsabilidad que le corresponde a las autoridades españolas de entonces por no haber vigilado las subcontrataciones, pero criticó también duramente a la NAMSA.

Bonó recordó que hubo hasta "seis compañías intermediarias" y que "todas ganaron dinero". "El Gobierno español tenía la cantidad de 149.000 euros para pagar ese servicio (el transporte de los militares españoles desde Afganistán), y la compañía propietaria de la aeronave que se estrelló tenía anotado cobrar 38.500 euros".

Los problemas del vuelo

Bono recordó que el Yakolev ucraniano que se estrelló en Trabzon (Turquía) "no tenía en funcionamiento la caja de registro de voz, no tenía en funcionamiento el sensor del combustible en la caja de registro de datos, y nadie al parecer impidió que una tripulación fatigada y con más horas de las establecidas pudiese subirse al avión a hacer el último recorrido".

Además, "esa tripulación no estaba experimentada en el uso de los elementos que en cabina son necesarios en momentos de crisis". "Otro avión hubiese podido llegar incluso, no sólo a Ankara, sino a cualquier otro aeropuerto europeo", pero no el Yakolev.

Críticas a Trillo

"Exigidas las responsabilidades en el ámbito militar, al ministro, que no es un militar y está en el ámbito de la política, sí le corresponde decir que hay que tener muy laxa la conciencia para afirmar que los únicos culpables son los militares españoles; eso no es cierto, y además es obsceno", dijo con respecto a su antecesor, Trillo.