Miguel Fernández Curieses, un joven de 33 años de la localidad palentina de Torre de los Molinos, acudió el pasado 11 de enero al Servicio de Urgencias del Hospital Río Carrión de la capital palentina.

Tenía fiebre muy alta y un ojo hinchado y los médicos le diagnosticaron un proceso catarral. Miguel Fenández regresó a casa pero los medicamentos que le recetaron no le hicieron ningún efecto. Ocho días después sufrió un desmayó y regresó a Urgencias, donde fue ingresado directamente en la Unidad de Cuidados Intensivos con un diagnóstico de meningitis vírica.

Desde ese día, su estado no hizo más que empeorar hasta caer un coma irreversible. Al día siguiente, tuvo que ser operado de urgencia en el Hospital Clínico de Valladolid al detectársele un hematoma cerebral. Le extrajeron pus y tejido óseo de cráneo. La parte izquierda de su cerebro estaba desahuciada.

Desde entonces, cada día se debatió entre la vida y la muerte. Aunque nadie pensaba que lo lograría, superó una segunda operación cerebral y una tercera, cuarta, quinta y sexta.

No sé sabe muy bien porqué, pero Miguel Fernández nunca se ha dejado vencer y aunque su estado es irreversible desde el mes de febrero, sigue aferrándose a la vida.

Su victoria contra la meningitis fue pírrica. Hoy respira sin necesidad de ventilación asistida pero no puede hablar y tiene graves problemas de movilidad en brazos y piernas. Ante las protestas de su familia fue dado de alta.

La familia denuncia

La familia de Miguel Fernández Curieses siempre ha considerado que ha sido víctima de una negligencia médica. En abril, pidió una indemnización de 7.730.000 euros en concepto de daños y perjuicios causados por un presunto error en el diagnóstico.

El Sacyl no ha atendido su solicitud y a esta semana se ha presentado la demanda en los juzgados de la capital.

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