Hay voces que por sí solas lo dicen todo. No importa lo que canten, simplemente con escucharlas se sabe de qué hablan y consiguen transmitir un sinfín de sentimientos y realidades.

Una de ellas es la de Cesaria Évora , una cantante nacida en Cabo Verde en 1941 y que ha conseguido exportar a todo el mundo su música, la melancólica morna, un género que ella compara con el blues. La morna se define como un estilo en el que, en portugués, se habla de soledad y amor, dos sentimientos universales.

Tristeza, profundidad y alma se mezclan en las canciones de esta mujer, cuya presencia ya aporta mucho de su personalidad, y que se caracteriza por, entre otras muchas cosas, salir a cantar descalza al escenario.

Con este gesto, aparentemente sencillo y sin significado, quiere recordar a toda la gente de su pueblo y de otros muchos que no tienen nada y que viven en la más absoluta miseria económica y humana.

En el concierto de este fin de semana presentará en directo su último y décimo trabajo, Rogamar. Este disco salió a la luz en el 2006 y recoge 15 canciones.

En cada uno de esos temas se puede escuchar su amor por su país, por sus paisajes y por sus gentes. Todo plasmado de una dulce melancolía que se aumenta con el timbre grave de una voz que es capaz de transmitir también mucha energía.

Su lucha por los derechos humanos y por dar a conocer la mala situación de mucha gente le sirvió para ser una de las propuestas a los últimos Premios Príncipe de Asturias de la Concordia.

* Auditorio del centro cultural Miguel Delibes. Domingo. 20 horas. 25 euros.

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