"La implicación del niño en la violencia de ciertos videojuegos es total"

Su hijo sobrevolaba Irak en un helicóptero y ametrallaba a los iraquíes según aparecían en la pantalla. «Se acabó», dijo Félix Etxeberria al chaval. Él es catedrático de Pedagogía en la UPV y estudia desde hace 15 años la influencia de los videojuegos en la infancia.

Así que usted veta ciertos videojuegos a sus hijos...

Sí. Está demostrado que algunos son peligrosos y crean conductas violentas, consumistas y sexistas.

¿Por qué?

Por el llamado conductismo. Es decir, porque ciertos videojuegos premian la violencia. Asesinando, el niño conquista tierras, se lleva a la chica... Y es un hecho probado que las conductas que se premian tienden a incrementarse.

¿Pero afecta a todos, todos?

Sí, aunque depende de la edad, la inteligencia, la debilidad del carácter... Cada videojuego lleva en su carátula la edad mínima aconsejada para ese juego. Que los padres se atengan a ella.

Alguien podría decir: «En mis tiempos jugábamos con pistolas, y no nos matábamos»...

Cierto. Digo que los videojuegos fomentan la violencia, no que creen homicidas, como aquel asesino de la catana. Pero es que ha habido un salto cualitativo. Ya no es matar marcianitos. Ahora el color, el 3D, el sonido... Son juegos ultraviolentos, como el Resident Evil. La implicación del niño en la violencia es total.

¿Y eso de que atonta?

No es cierto. Los videojuegos favorecen la inteligencia: mejoran los reflejos, la orientación, la coordinación... Mire a los pilotos de Fórmula 1. Se entrenan con la consola.

«Un ratito más, porfi...», dice siempre el niño. ¿Por qué?

Engancha porque premia. Ríen, conquistan, vencen... ¡Compare eso con la escuela!

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