Este año será mucho más difícil prestar atención al profesor y no distraerse en el colegio Mediterráneo. Los albañiles cambiando las ventanas, la hormigonera a pleno rendimiento o las voces de los obreros piropeando al personal convivirán este curso con los alumnos del citado centro. Los padres no están por la labor y, en el consejo escolar han votado por unanimidad para que las obras, cuyo comienzo «es inminente», según la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del Mediterráneo, no coincidan con las clases.
«No queremos que traten a nuestros hijos como borregos llevándolos de un aula a otra por las obras», señala José Muñoz, miembro del citado AMPA. Por ello, los padres piden una reunión con la delegada de Educación, Dolores Alonso, para hacerle llegar su propuesta. Ésta consiste en trasladar a los alumnos al colegio Califato, justo al lado y en el que se realojan escolares cuyos centros están cerrados por obras. Actualmente, en este edificio están los alumnos del Salvador Vinuesa, que se irán en enero para volver a su colegio, que ya ha sido reformado, según la información que manejan los padres del Mediterráneo.
Alonso dice que ya tiene solución
La delegada de Educación se reunió el pasado viernes con la dirección del centro para ver si retrasa las obras (arreglo de fachada, cubiertas y ventanales) o autoriza el traslado de los alumnos. Alonso espera hablar antes con los padres, excluidos de la reunión, para dar a conocer la solución.
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