'Cantábrico', un viaje al interior de la Cordillera Cantábrica con imágenes espectaculares

En medio de un bosque nevado, un ciervo intenta huir sin éxito de una manada de lobos. La cámara sobrevuela los picos inundados por la nieve en los que corren los rebecos en busca de algún brote verde que sobresalga del frío invernal. Ha empezado la época del deshielo y la primavera se acerca a los valles. Los urogallos salen de sus escondites y los osos empiezan a darse los primeros “atracones”.

Osos pardos, lobos, gatos monteses, urogallos, saltamontes, arañas y plantas carnívoras se esconden a lo largo de los 480 kilómetros de la Cordillera Cantábrica. Una sucesión de sierras y valles que cortan el norte de España de este a oeste.

Después de rodar la vida que rodea el río Guadalquivir a su paso por los espacios naturales de Cazorla, Sierra Morena y Doñana, el director y naturalista Joaquín Gutiérrez Acha nos descubre la vida que se esconde en la cordillera que roza Galicia y Castilla y León, atraviesa Cantabria y el País Vasco, y muere a los pies de los Pirineos.

"La Cordillera Cantábrica es un espacio espectacular para desarrollar una película", asegura Gutiérrez Acha y por eso, con Cantábrico, los dominios del oso pardo, se adentra en los dominios del lobo y del oso, y en los ríos de la cordillera, acercándose a los animales más emblemáticos del norte de la Península Ibérica.

Durante dos años, pasando del sol abrasador del verano a los temporales de lluvias y nevadas del invierno, el equipo de Cantábrico ha rodado la vida salvaje, llenando la película de vida y consiguiendo unas imágenes nunca vistas hasta ahora.

Gracias a las técnicas y a los medios más avanzados, Gutiérrez Acha se propuso el reto de "conseguir aquello que todavía no estaba hecho, enseñando en cada secuencia una parte oculta de los animales".

La producción de Wanda Visión y Bitis Docu, en la que han participado TVE, Movistar +, ICAA y la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, ha utilizado cámaras de alta definición y alta velocidad capaces de realentizar movimientos inapreciables para el ojo humano y de mostrar, en pocos segundos, acciones que duran días.

Gracias a esta tecnología podemos ver cómo una araña pisaura le regala a su pareja un saltamontes atrapado en una prisión tejida con cuidado; o cómo una planta carnívora atrapa con su “abrazo pegajoso” a los insectos que se acercan a ella.

Con impresionantes imágenes de la vida animal, Cantábrico nos convierte en testigos de la vida familiar de las osas y sus oseznos, de la metamorfosis de una mariposa o del parto de una víbora de seoane. Gutiérrez Acha nos sumerge en el océano de la mano de los salmones y nos invita a adentrarnos en las profundidades de un hormiguero, en la que espera que sea "la película del año".

Cine comprometido con la naturaleza

Junto con Cantábrico existen un puñado de producciones que han dotado a la naturaleza de un papel protagonista.

En el año 2006, el cineasta estadounidense Davis Guggenheim se unió al ex-vicepresidente norteamericano Al Gore en Una verdad incómoda, un documental que pretendía mostrar los efectos devastadores del cambio climático.

El actor Leonardo DiCaprio también alzó su voz contra el cambio climático en Before the Flood. Dirigido por Fisher Stevens y producido por el cineasta Martin Scorsese, el documental analiza los efectos del cambio climático en nuestro día a día.

Los franceses Jacques Perrin y Jacques Cluzaud nos sumergieron en las profundidades de los océanos con su documental Océanos. Un canto a la conservación de los ecosistemas oceánicos que vive permanentemente amenazados por la actividad del hombre.

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