Mucho ha cambiado el periodismo en el último siglo y medio. La revolución tecnológica ha determinado en buena medida la calidad de la información que ahora nos sirven los medios de comunicación. Castilla y León es cuna de una gran cantidad de cabeceras que sobrepasan, en muchos casos, los más de cien años de historia. Historia que la Junta ha querido recordar organizando la exposición "'La prensa diaria en Castilla y León, 1856-2006'.

Un merecido homenaje

Para el comisario de la exposición, Celso Almunia, el panorama actual de la prensa castellano-leonesa tiene muchas particularidades dignas de subrayar como la existencia "ininterrumpida de un diario centenario por provincia, en ocho de las nueve que componen la Comunidad Autónoma". Nuestra región ha visto el nacimiento de multitud de periódicos y revistas, de manera que "las publicaciones actuales son sólo la parte visible del iceberg histórico". Se quiere así hacer un merecido homenaje "a cuantas personas han hecho posible tan fructífera trayectoria informativa" y de paso "dar a conocer tan vasta y plural historia", reconoce Almunia.

La historia moderna bajo naves medievales

La exposición se ha dividido en cuatro secciones. En primer lugar se propone al visitante un recorrido por las redacciones y cómo han ido cambiando con el paso del tiempo. Nada tienen que ver las actuales con las de "época", aunque ambas tenían y tienen como fin último la elaboración del periódico. El arte de imprimir, el periódico, El futuro comenzó ayer, son otros de los capítulos de esta historia de 150 años. EnLos Directores opinan, uno de los epílogos de la exposición, conocemos la visión que tienen los directores de nuestros periódicos del futuro de los medios que dirigen. Un gran paseo por la prensa cotidiana desde la segunda mitad del siglo XIX cierra un recorrido, muy bien documentado, por el mundo de la información impresa.

Vetustos ejemplares de periódicos de referencia en la Comunidad Autónoma como El Norte de Castilla, El Adelanto o El Adelantado de Segovia nos cuentan en sus amarillentas páginas cómo era la vida cotidiana en aquellos años, y cómo se vivieron momentos tan trágicos como la guerra del 1898 o la propia Guerra Civil. Todo bajo el techo de lo que fue el taller del maestro Zuloaga. Taller que ocupó lo que antes fue la iglesia de San Juan de los Caballeros, de un románico segoviano maravilloso. Del propio artista podemos admirar también una serie de cerámicas y otras piezas de interés, todo por el mismo precio.

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