Si tiene en casa a un familiar o amigo de fuera de Aragón que se pone enfermo, no lo tendrá nada fácil para que le vea de forma inmediata el médico de familia. Aunque la atención está garantizada, los centros de salud sólo dan cita directa a quienes tengan la tarjeta sanitaria de la comunidad.

A los demás se les exige sacarse una cartilla especial de desplazado o les remiten directamente al servicio de urgencias, que abre por la tarde en los propios consultorios.

En cualquier caso, a los pacientes de fuera de Aragón les tocará en la mayoría de los casos pasar por el mostrador del centro de salud, y nunca lograrán cita telefónica.

La primera reacción de los consultorios de atención primaria es exigir la cartilla de desplazado, que se emite en el propio centro. Es el requisito indispensable para poder asignar médico y dar cita médica, según pudo comprobar 20 minutos y confirmaron los propios centros de salud.

Sólo en algunos consultorios, como el de Fernando el Católico, ofrecen la opción de acceder al médico con cita directa, pero únicamente en el caso de que algún familiar esté adscrito al propio consultorio y siempre que la estancia no se prolongue más de un mes.

En otros centros, como Delicias o Rebolería, te desvían directamente al servicio vespertino de guardia. «Es la forma más rápida, aunque después conviene sacarse la tarjeta de desplazado», explican en este último consultorio.

Para obtener la tarjeta de desplazado es necesario acudir al centro de salud con la tarjeta sanitaria de la comunidad a la que se pertenece y con el DNI. Esta cartilla tiene una duración limitada.

Y para la vacuna de la gripe, peor

Los pacientes de fuera de Aragón que estén aquí de forma transitoria y quieran ponerse la vacuna de la gripe no pueden tampoco solicitar cita inmediata. Primero necesitan la tarjeta de desplazado, para después poder acceder al médico de familia, que es quien decide si se le puede administrar la vacuna gratuita o no.

La dosis se aplica sin ningún desembolso a los grupos de riesgo: los mayores de 65 años, los enfermos crónicos, las embarazadas y el personal sanitario.

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