‘Los falsificadores’: el dilema de ayudar al enemigo nazi o salvar la vida

  • La película de Stefan Ruzowitky se ambienta en un campo de concentración nazi.
  • Fue aplaudida por el público, que sufrió con escenas muy duras y violentas.
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Fotograma de "Los falsificadores".
Fotograma de "Los falsificadores".
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Fotograma de "Los falsificadores".

Lo que pasó en los campos de concentración nazi durante la II Guerra Mundial es conocido por todos gracias a películas, documentales e información que nos ha llegado por múltiples canales. Pero no todas las historias que allí ocurrieron han salido a la luz.

Una de ellas es la que el director Stefan Rozuwitzky presenta en Los falsificadores, un drama con una buena estructura que narra la historia de Salomon Sorowitsch, un judío que se ve obligado a ayudar a los alemanes para salvar su vida.

La película se presentó hoy a concurso dentro de la Sección Oficial y recibió numerosos aplausos del público asistente que sufrió con los protagonistas de la trama la presión, el miedo y el horror vivido en los campos de concentración nazis.

En uno de ellos sobreviven un grupo de judíos expertos en impresión, dibujo y técnicas de realización de papel a los que se suma un día un falsificador profesional, Salomon Sorowitsch, quien, tras ser detenido como un criminal peligroso, ha sobrevivido durante varios años en Auschwitz gracias a sus dotes con el pincel.

Su misión es conseguir el billete falso perfecto para que los alemanes puedan costear su guerra y ganarla. Por ello, tienen cómodas camas, buenas comidas e, incluso, derecho a ducha y cepillos de dientes. Además, viven en barracones cómodos aislados del resto de prisioneros de guerra, que se mueren de hambre y son asesinados detrás del muro que los separa del resto del campo.

Estas diferencias provocan en ellos un dilema moral que tratan de ignorar pensando que su único fin es salvar la vida e intentando olvidar lo que pasa delante de sus narices pero no delante de sus ojos, sino detrás del muro.

Aún así, los espectadores tienen que enfrentarse a escenas muy duras que recuerdan la triste y trágica historia a la que se enfrentó Alemania y el mundo durante seis años, los que duró la II Guerra Mundial.

Los falsificadores presenta un dilema que, aunque se sitúa en la II Guerra Mundial, se podría extrapolar a la sociedad actual donde las personas se preocupan de su bienestar personal y supervivencia aunque conozcan que a su lado hay gente que no tiene nada y que se está muriendo de hambre.

El director Stefan Ruzowitzky debutó como director de largometrajes en 1996 con Tempo, que ganó el premio Max Ophüls en el Festival de Saarbrücken. Su segundo largometraje, Los herederos, se proyectó en numerosos certámenes de todo el mundo, entre ellos la 44 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, donde se alzó con la Espiga de Plata y el Premio Fipresci.

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