Ya lo dijo en alguna ocasión. La frontera entre su vida pública y privada es necesaria para su estabilidad... y eso implica hacerse selfies con los seguidores. Hace unos días, durante una entrevista con Vanity Fair con motivo de la promoción de La bella y la bestia —en España el 17 de marzo—, Emma Watson explicó por qué rara vez posa con los fans: "Es la diferencia entre poder tener una vida y no tenerla".

"Si alguien me hace una fotografía y la publica, solo se necesitan dos segundos para saber con exactitud dónde estoy", añadió la eterna Hermione Granger. "Todo el mundo puede ver qué llevo puesto y con quién estoy. Simplemente no puedo dar esos datos de seguimiento".

La intérprete, sin embargo, ofrece una alternativa en paralelo, una solución para compensar a las personas que se acercan con la ilusión de inmortalizar el momento junto a ella. Bien a través de un autógrafo... o una conversación con ellos.

"La próxima vez diré: 'voy a sentarme aquí y a responder cada una de las preguntas de los fans de Harry Potter, pero no me puedo hacer una foto'". Aunque ella misma admite las excepciones: "A los niños, por ejemplo, no les digo que no".

Además, deja claro que los potter-heads alcanzan un nivel de intensidad mayor que el resto. "He conocido a fans con mi cara tatuada por el cuerpo, personas que han superado el cáncer gracias a los libros. No sé cómo explicarlo, pero el fenómeno va más allá. Se llega a la obsesión".