Camino hacia la parada de autobús de la calle Marques de Sotelo. El cielo está bastante gris, pero no llueve, menos mal. Son las 17.04 horas cuando llego a la parada.
Allí, mientras espero, encuentro a Adela Vázquez, de 45 años, que me cuenta: «El problema es que no hay un horario establecido. Voy a hacer un trayecto de 20 minutos y tengo que estar tres cuartos de hora antes en la parada por si el bus se retrasa, no te puedes confiar». Adela esta muy indignada, «deberían poner pantallas luminosas como en los metros para saber a qué hora exacta llega el bus y, sobre todo, sería importante que se respetaran los carriles del bus y, así, los autobuses tardarían menos en llegar», asegura.
A las 17.16 h, llega el bus. Después de hablar con la gente, me doy cuenta de que se ha formado un pequeño debate al fondo del bus a raíz de mis preguntas. Pepe, de 78 años, afirma «a mi, me parece fenomenal. Nunca he tenido ningún problema. Y si hay que esperar un rato en la parada, pues se espera y ya está».
Hay opiniones para todos los gustos. Unos viajeros piensan que el servicio deja bastante que desear y otros que es maravilloso. Son las 19.05 y llego a mi destino. Por fin me bajo. Nuestra nota 5.
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