Casi un año después, las palmeras están bastante secas y no cumplen ninguna de sus misiones urbanas. «No es que estén un poco pochas, es que están caducas», se queja un vecino, alzando la vista hacia uno de los árboles. Además, algunos viandantes se quejan de la suciedad de aceras y alcorques. «Después de lavar la cara a la calle, hay que conservarla adecuadamente», señalan.
Palmeras que apenas dan sombra
Cuando se inauguró la renovada calle Conde Aranda, los vecinos mostraron su escepticismo a que las palmeras resistieran las temperaturas extremas de Zaragoza, y que pudieran cumplir su papel estético y de dar sombra en los meses de calor.
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