No fue un atraco perfecto, pero sí uno de los más largos. Ocurrió ayer a las 13.45 horas, cuando cuatro individuos de aspecto suramericano, armados y a cara descubierta, atracaron la joyería González de Coslada, situada en el número 3 de la calle Olmo.

Los asaltantes se llevaron un botín de 300.000 euros, no sin antes haber mantenido retenidos al responsable del comercio familiar y a dos empleadas más, una de ellas embarazada de ocho meses, durante más de media hora.

Según explicó ayer una dependienta a 20 minutos, los atracadores entraron de dos en dos. Acto seguido les encañonaron con sus pistolas, al tiempo que les amenazaban de muerte, «pero sin llegar a agredirnos», afirmó.

Atados y amordazados

Tras abrir la caja fuerte y cerrar el establecimiento, llevaron a los joyeros a la trastienda, dejándoles a oscuras, agachados en el suelo, atados y amordazados. A la única que no ataron fue a la mujer embarazada, que consiguió ver por el cristal de la puerta cómo los asaltantes, tras desvalijar la tienda, estuvieron un cuarto de hora hablando por el móvil y fumando. Al parecer, se comunicaban con otro individuo que les avisaba cuándo no había gente en la calle para poder salir.

En lo que va de año se han registrado 30 robos con violencia en joyerías de la región. El pasado mes de febrero el gremio de joyeros de Madrid denunció los problemas de seguridad que sufría su sector y reclamaron un endurecimiento de las leyes, que les fue denegado.

Videovigilancia a través del móvil

La joyería no tenía cámaras de seguridad. Tampoco sonó ninguna alarma. El pasado mes de mayo la Comunidad comenzó la instalación de un novedoso sistema antirrobo en cien joyerías de la región. Se trata de unas cámaras capaces de transmitir a los móviles imágenes del interior de las tiendas en tiempo real y que permiten reducir el tiempo de respuesta de la Policía ante un atraco.