En menos de un mes como presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha declarado la guerra a la globalización, las personas indocumentadas, la prensa y, en general, a aliados históricos del país que ven peligrar sus buenas relaciones, como México, Australia o la propia Unión Europea.

Contra los inmigrantes. El magnate ha decidido vetar la entrada a los indocumentados según su procedencia, una distinción que muchos tachan de discriminación religiosa al señalar a siete países de mayoría musulmana.

La orden (actualmente bloqueada) cierra temporalmente las puertas a los inmigrantes y refugiados de Siria, Irán, Sudán, Libia, Somalia, Yemen e Irak. "He establecido nuevas medidas de veto para mantener a los terroristas islámicos fuera de Estados Unidos. No los queremos aquí", dijo Trump.

En otra de sus medidas antimigratorias, el presidente retiró los fondos federales a las ciudades santuarios, unas 300 localidades que han estado protegiendo a las personas indocumentadas de su deportación.

Acusaciones al sistema judicial. Pocos días después del veto migratorio de Trump, el juez James Robart suspendió la orden con efecto inmediato y las aerolíneas dejaron de retener a los viajeros. En respuesta, el presidente responsabilizó al magistrado de ser el culpable si "pasa algo" malo, en una clara referencia a un hipotético ataque terrorista.

Desplante al primer ministro de Australia. En una breve llamada telefónica con su homólogo australiano, Malcolm Turnbull, Trump destrozó las relaciones diplomáticas con un histórico aliado. Tras una tensa charla sobre la acogida de refugiados, el mandatario americano colgó el teléfono al primer ministro.

Anteriormente, le había dicho que la conversación que estaban manteniendo era "de lejos la peor" de las cinco que había sostenido ese día con mandatarios internacionales, según medios del país.

Ataques a México. Trump cumplió una de sus promesas más polémicas en la primera semana como presidente y firmó la orden para destinar fondos a la construcción de una gran barrera de cemento para separar a México de Estados Unidos.

Además, las provocaciones del estadounidense causaron su primer percande diplomático. "Si México no está dispuesto a pagar el tan necesario muro, entonces sería mejor cancelar la inminente reunión", señaló Trump en uno de sus habituales mensajes polémicos en la red social Twitter.

El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, canceó la visita a EEUU tras los avisos del magnate.

Desprecio hacia la Unión Europea. El presidente considera que la Unión Europea (UE) es un estado fallido, ha criticado en varias ocasiones su política migratoria y, en una entrevista, dijo que la UE "básicamente es un vehículo para Alemania".

También ha mostrado su apoyo a líderes eurófobos como Nigel Farage, ex líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP).

Freno a la globalización. El presidente tiene la intención de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), una alianza firmada hace 20 años por Canadá, México y EEUU. Achaca a este acuerdo la fuga de empresas y puestos de trabajo y llama a reajustarlo "en cuestión de inmigración y seguridad en la frontera".

En la misma línea de derribo de uniones comerciales, el magnate firmó a finales de enero un decreto para retirar a EE UU del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), pendiente de ratificación, con once naciones del Pacífico.

Ofensas a la OTAN. Además de tachar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de "obsoleta", el mandatario acusó a los aliados del tratado de no ocuparse del terrorismo y no invertir suficiente en Defensa.

Varias naciones han mostrado su preocupación, especialmente Estonia, Letonia y Lituania, miembros de la alianza atlántica que no confían que el nuevo ejecutivo americano les ayude ante un hipotético ataque ruso, un punto que Trump no ha llegado a aclarar.

Críticas a la prensa. El magnate quiso dejar claro un día después de su investidura que mantendrá su particular cruzada contra los medios de comunicación. En una visita a la CIA, arremetió contra los periodistas y dijo que están "entre los seres humanos más deshonestos de la Tierra".

Confrontación con China. La nueva administración estadounidense ha enfadado a China y malogrado las relaciones diplomáticas. Entre las declaraciones que han molestado al país asiático, figura la del secretario de Estado Rex Tillerson, quien amenazó con bloquear el acceso de China a las islas artificiales que el gigante está construyendo en aguas en disputa con otras naciones. No obstante, la última semana esa relación parece haber mejorado.

Destruir el legado de Obama. El mismo día su investidura, Trump firmó su primera orden ejecutiva: el progresivo desmantelamiento de la reforma sanitaria de Barack Obama, su predecesor, que otorgó cobertura sanitaria a más de 20 millones de personas en el país americano.

Ecologistas y nativos. El nuevo Gobierno ha retomado la construcción de dos grandes oleoductos, el Keystone XL y el de Dakota Access, que los demócratas habían paralizado por el daño ambiental. La iniciativa provocó protestas de los indios nativos de Dakota del Norte y de los ecologistas .

Cambios en Naciones Unidas. "Hay un nuevo EE UU en la ONU", afirmó la nueva embajadora, Nikki Haley. El presidente Trump planea reducir de manera drástrica el apoyo de su país a Naciones Unidas, según medios americanos.

¿Será Corea del Norte, tras su lanzamiento de un misil balístico, el próximo 'enemigo' de Trump?