Seccionar el barco en dos será tan fácil como cortar un queso. Con un cable de grandes dimensiones que se extenderá entre los dos buques que rodean al barco chatarrero New Flame, encallado en la Bahía de Algeciras desde agosto, con dientes de diamante, partirán el navío en dos, para poder reflotarlo y llevarlo a puerto.

No es la primera operación de este envergadura que se practica en el mar. Hace cinco años, casi al mismo tiempo que el Prestige derramaba su combustible sobre la costa de Galicia, un barco noruego, el MV Tricolor, sufría un accidente en el Canal de la Mancha. Cargado de vehículos, este buque fue rescatado siguiendo un método el exacto con el que ahora los técnicos de la empresa griega ‘Tsalviris' reflotarán el chatarrero.

Los trabajos comenzaban a principios de esta semana, una vez que la compañía de salvamento contratada por el armador obtuvo todos los permisos del Gobierno de Gibraltar. Sin embargo, aún no ha trascendido el día en el que se seccionará el New Flame, que tiene una carga de 42.000 toneladas de chatarra.

En primer lugar, se retirará la popa y posteriormente, la popa. La operación puede prolongarse entre cuatro y seis meses. Hasta entonces, al menos, un tercio del chatarrero permanecerá semihundido en la Bahía de Algeciras.

Temores

Aunque la extracción del combustible del barco concluyó el pasado 14 de septiembre, para los colectivos conservacionistas de la zona el riesgo medioambiental todavía no ha desaparecido. Temen que la carga, compuesta entre otros elementos por tubos de escape, contamine la flora y la fauna de las castigadas aguas de la Bahía de Algeciras.

Aseguran que este cargamento es radiactivo y puede trasmitir a los animales marinos metales pesados que son acumulativos en los seres humanos. "Dentro de 20 ó 30 años pueden preguntarse qué está pasando, por ejemplo, en La Línea que mucha gente desarrolla cáncer. Puede ser que fuera tan sólo porque comieron salmonetes que entraron en contacto con estos tubos de escape", advierten los ecologistas.

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