«En un pueblo apostatar es difícil, todos nos conocemos»

Servando Torres quiere apostatar, pero sin revuelo. Es un ateo convencido y desde hace un tiempo está decidido a iniciar los trámites para que sus datos personales abandonen los archivos de la Iglesia. Servando es natural de Aracena (Huelva) y quiere apostatar, «pero estoy preocupado porque no quiero que se entere mi familia, ni don Longino», el cura del pueblo al que trata de toda la vida. «Es un municipio de 6.000 habitantes en el que todos nos conocemos», añade. A pesar de las reticencias, este joven de 30 años presentará en breve los documentos necesarios para borrarse de la fe católica, «ya que no quiero que la Iglesia juegue con mis datos».
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