Los hechos sucedieron el pasado día 4 de enero, cuando el menor se encontraba en casa cenando con sus padres y, en un momento dado, se atragantó con un trozo de carne, lo que le impedía respirar, motivo por el cual su madre se alertó al adoptar su hijo un tono azulado en su cara y no poder toser ni reaccionar.
De este modo, la madre comenzó a gritar sin atinar que hacer, mientras el padre se puso en contacto con el servicio médico.
Debido a los gritos de auxilio de la familia, se presentó en el domicilio un agente de la Guardia Civil, vecino del menor, y tras ver su situación, rápidamente lo cogió, practicando diversas maniobras de reanimación y compresión en el esternón durante varios segundos hasta lograr que expulsara el trozo de comida que le impedía respirar.
El servicio médico se personó a los pocos minutos en el domicilio y valoró el estado del menor, comunicando a la familia que el pequeño había salvado la vida gracias a la rápida actuación del agente.
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