La primera mitad de la séptima temporada de The Walking Dead fue todo un mazazo para los seguidores de Rick y compañía en su lucha por sobrevivir a un mundo asolado por un apocalipsis zombi. La llegada de Negan, el villano más cruel y sanguinario que ha pasado por la ficción hasta el momento, ha traído consigo una de las etapas más oscuras e incómodas para los espectadores.

Sin embargo, tras ocho capítulos de opresión y angustia, todo parece preparado para darle nuevos bríos a los héroes. Ya lo dijo Scott Gimple, showrunner de la serie, quien prometió que la segunda parte de esta séptima temporada tendrá un tono más esperanzador. Ahora, Andrew Lincoln, el actor que da vida a Rick Grimes, ha confirmado esa tendencia.

"Probablemente sea diferente a todo lo que habéis visto hasta ahora. Sobre todo desde el punto de vista de Rick. Ahora ves a un hombre que vuelve a la acción junto a algunos miembros de su familia más cercana", ha dicho el intérprete en declaraciones a Entertainment Weekly.

"Ahora hay una cierta libertad en su interior, un sentimiento que viene de haberlo perdido todo y también de la emoción de la lucha. Vuelve a sentir esa emoción por pelear. Ha vuelto. Y el grupo vuelve a estar unido de nuevo", ha revelado.

Todo parece indicar que los caminantes volverán a ocupar solo un papel secundario, para dar contexto, y que el centro de la acción será el enfrentamiento entre dos grupos, los Salvadores de Negan y los habitantes de Alexandría, a los que probablemente acompañarán las diferentes comunidades que se han ido presentando poco a poco: el Reino, Hilltop, el grupo de mujeres que conoció Tara y quizá algunos renegados de las filas del villano.

Este regreso a la batalla, después de un período de sumisión que resulta muy extraño en su personaje, será el núcleo de los próximos ocho capítulos, el primero de los cuales se emitirá el 12 de febrero, tras el habitual parón navideño.