Los magistrados del TSJA han revisado la sentencia atendiendo algunos de los recursos de fiscalía y la acusación particular y rechazando los de la defensa de F.H.C. Entienden que no ha había atenuantes ni agravantes, como se tuvo en cuenta en la sentencia inicial, y la pena mínima en un caso de asesinato es de 15 años.

El alto tribunal niega que el hecho de que el acusado entregara el arma homicida se pueda entender como una confesión puesto que "el hallazgo era previsible e inevitable, dado que se lleva a cabo tras la detención del apelante en un lugar distante del del crimen, por lo que fácilmente se infiere que es fruto de una previa investigación, en la que no consta colaboración del recurrente", indica la sentencia, a la que ha tenido acceso este viernes Europa Press.

Entre los recursos planteados por la defensa se encuentra que no se tuvo en cuenta la reparación del daño, pues el condenado dio dinero al hijo de la víctima, así como que el magistrado no aplicó los atenuantes, pudiendo bajar la pena en dos grados hasta los tres años y nueve meses de cárcel -frente a los 12 iniciales. Argumentó "la inexistencia en el relato de hechos de ningún acto de crueldad o brutalidad cometido por el recurrente (...) al margen de la acción de matar con una pistola, acción constitutiva de un delito grave".

El TSJA responde a la defensa que el hecho de "disparar cuatro veces a la víctima tras haberla embestido con un vehículo y rematarla en el suelo con seis tiros a la cabeza y seguidamente darse a la fuga dejando a la víctima tendida en el suelo" denota -citando a la primera sentencia- "una especial crueldad y brutalidad suficiente para imponer la pena inferior en grado en su mitad superior cercano a su límite mínimo"

La Audiencia Provincial de Asturias condenó el pasado mes de junio a F.H.C. Las otras dos personas juzgadas, ambos parientes del condenado por asesinato, M.H.C. y L.G.C. fueron absueltos de los delitos de encubrimiento de los que fueron acusados. Contra la última cabe recurso ante el Tribunal Supremo.