Lo advirtió ayer el conseller de Interior y Relacions Institucionals, Joan Saura, quien admitió que «el problema de la congestión no se acabará hasta que no haya una mejora importante del transporte público».

Los cálculos del RACC

Saura salió al paso de un informe del Reial Automòbil Club de Catalunya (RACC) hecho público ayer en el que se demuestran errores cometidos por el Departamento de Medi Ambient de la Generalitat a la hora de calcular la disminución de la contaminación que supondrá la aplicación de la reducción de la velocidad a 80 Km/h. Según los gráficos presentados por la Generalitat en el momento de aprobar esta medida, la reducción de emisiones de partículas contaminantes sería de un 12% anual.

Ahora bien, según el RACC, siguiendo la misma metodología empleada por la Generalitat y detallada en el mismo documento, la reducción llegaría a un escaso 3%.

«No nos oponemos a la reducción de la velocidad para mejorar la calidad del aire, pero creemos que no se puede hacer de forma indiscriminada», expuso ayer el director de la Fundació RACC-Automòbil Club, Miquel Nadal, quien apostó por la aplicación de una señalización variable.

La limitación de velocidad variaría así en función de la congestión del tráfico o de las inclemencias del tiempo. En los Túneles de Vallvidrera ya se está aplicando.

¿Polución o seguridad?

El RACC ha denunciado que las tablas empleadas por la Generalitat para calcular la reducción de emisiones de partículas contaminantes y de óxido de nitrógeno no están actualizadas. En otros casos, siguiendo la misma metodología empleada por Medi Ambient,  que ayer volvió a defender la medida de reducción de la velocidad, el RACC ha llegado a la conclusión de que  los vehículos pesados contaminarán más si reducen su velocidad a 80 km/h. Tanto la Associació per a la Promoció del Transport Públic como la Asociación de Prevención de Accidentes de Tráfico  defendieron la medida de la Generalitat argumentando que disminuyendo la velocidad hay más seguridad en carretera.