El Smithsonian inaugura una sección dedicada al arte popular de autodidactas aficionados

  • El Museo de Arte Estadounidense dedica una planta a la exhibición permanente de su rica colección de 'folk art', de 1.300 piezas de 400 artistas.
  • Un 'trono' para promover el regreso de Cristo al mundo, una 'máquina' que garantiza la sanación al entrar en ella, un jardín bíblico de latón....
  • Reivindican la 'profundidad y poder' de las obras de los artistas sin formación y su 'legítima posición' en un museo de arte tradicional.
El afroestadounidense James Hampton tardó catorce años en culminar el 'Trono del Tercer Cielo de la Asamblea General de las Naciones del Milenio'
El afroestadounidense James Hampton tardó catorce años en culminar el 'Trono del Tercer Cielo de la Asamblea General de las Naciones del Milenio'
Smithsonian American Art Museum
El afroestadounidense James Hampton tardó catorce años en culminar el 'Trono del Tercer Cielo de la Asamblea General de las Naciones del Milenio'

El folk art —que podría traducirse como arte popular desde la esencia amateur y sin la veledidad de escuela del pop art— fue definido por primera vez a principios del siglo XX por coleccionistas, artistas y críticos de los EE UU como aquel que es creado por autodidactas sin más pretensión que la búsqueda del ingenio y la defensa de la individualidad. En la nación norteamericana fue apreciado antes que en ningún otro país y existe incluso un Museo Nacional de Folk Art desde 1961 en Nueva York.

La mayor gracia y virtud del estilo es que permite a aficionados sin formación académica o conocimientos de técnicas artísticas mostrar visiones del mundo o la individualidad que nunca tienen pretensión formalista o comercial. El folk art —no necesariamante coincidente con el europeo arte folclórico de campesinos, marineros, comerciantes o artesanos—, nace de la inspiración de caminos insospechados y lugares no convencionales, dando voz a personas que a menudo están fuera de los márgenes y estándares sociales.

Una de las más poderosas y ramificadas instituciones culturales de los EE UU, el Smithsonian, acaba de abrir en su conglomerado cultural de Washington —es el mayor del mundo, fue fundado en 1846 y agrupa 19 museos y galerías, un zoológico y nueve centros de investigación— una nueva seccción dedicada al folk art. Está integrada en el Smithsonian American Art Museum (SAAM) y debuta con una exposición permanente que ocupa una planta de la pinacoteca. La entrada, como es norma en todo el complejo, es gratuita.

El museo "ha reconocido desde hace mucho tiempo el arte popular y autodidacta como parte integrante de la gran historia del arte estadounidense", dice la directora del centro, Betsy Broun. La misión del museo, añade, es "contar la historia del país a través del arte de su gente", un objetivo "particularmente relevante en un momento en que los museos de todo el mundo se dan cuenta de que una narración expandida de lo que es el arte es necesaria para atraer y satisfacer a las audiencias contemporáneas y retratar con precisión el alcance de creatividad en este país".

Para la coordinadora de folk art, Leslie Umberger, las obras tendrán un "gran impacto en los visitantes, transmitiendo no sólo el compromiso del museo con las diversas narraciones estadounidenses, manifestando la tremenda calidad, profundidad y poder que el arte de los artistas sin formación puede tener y afirmando su legítima posición en un museo de gran arte".

Catorce años para construir el 'trono'

La colección, iniciada en 1970 tiene en la actualidad más de 1.300 obras de 400 artistas, a los que se acaba de añadir uno de los conjuntos privados más importantes de los EE UU, las 93 piezas de 48 artistas que ha regalado póstumamante Margaret Z. Robson, contiene obras de gran fama, como The Throne of the Third Heaven of the Nations' Millennium General Assembly, un gran tabernáculo o trono montado con material de escombros de variada procedencia por el artista afroestadounidense James Hampton (1909-1964), que empleó catorce años en culminar la instalación, mediante la que pretendía ayudar al regreso de Jesucristo a la Tierra.

Es la primera vez que se expone al público la instalación casi completa del trono, que está acompañada por el diario personal de Hampton, escrito en una lengua ilegible. La instalación, que fue tomada en principio como una forma de arte visionario, es considerada actualmente como una obra seminal del patrimonio cultural y artístico afroestadounidense.

Concitar las 'energías terrestres' desde una granja

La Healing Machine, una máquina de curación, construida en una granja de Nebraska por Emery Blagdon (1907-1986), es un montaje complicado de hilos de acero, cordajes y otras piezas que, según el artista, tiene el poder de concitar las "energías terrestres" y canalizarlas en el espacio de la obra para aliviar el dolor y la enfermedad.

Albert Zahn (1864-1953), un germano estadounidense conocido como el Hombre Pájaro del Condado de Door, comenzó a hacer delicadas tallas de madera tras jubilarse como trabajador agrícola. Llenó su humilde casa de pájaros, muñecos, ángeles y otras figuras que también pintaba él mismo. Todas están talladas en madera de cedro. Estaba convencido de que este material es la forma más pura de la presencia de Dios en el mundo.

Protección en un mundo áspero

El también afroestadounidense David Butler (1898-1997) creó en torno a su casa un jardín poblado de figuras metálicas de latón, que cortaba, moldeaba y pintaba, casi siempre con temario bíblico. El jardín era un espacio, decía, para obtener protección en un mundo áspero e impredecible.

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