Tras la realización de los trabajos se ha podido comprobar que en este entorno se conserva un tramo del cauce histórico de Torremolinos que distribuía agua a los molinos que se situaban en lo que es hoy la calle Sierra de Cazorla, antigua Calle de los Molinos, donde se ubicaron a finales del siglo XIX y XX hasta cinco molinos (Molino Nuevo, de la Glorieta, Esperanza, Pato y Caracol), hoy desaparecidos.

Así se han identificado los posibles restos, aún conservados, de uno de estos molinos que según la documentación de que dispone Urbanismo podría ser el del Caracol. El edificio aún mantiene sus muros perimetrales, según ha informado el Consistorio en un comunicado.

El alcalde de Torremolinos, José Ortiz, visitó la finalización de los trabajos acompañado de varios técnicos de la Delegación de Urbanismo y valoró la importancia que representa "no solo el Molino de la Bóveda sino todo su entorno para la historia de Torremolinos".

"Se van a estudiar distintas alternativas con el fin de poner en valor el núcleo histórico de Torremolinos en torno a la cultura del agua y su correspondiente patrimonio arquitectónico", ha sostenido.

La industria harinera ha sido el motor industrial de Torremolinos desde la baja Edad Media hasta finales del siglo XIX. De hecho, esta industria y su infraestructura han determinado el desarrollo urbanístico del municipio, ya que las distintas construcciones se han ido realizando alrededor del cauce, que partía de los manantiales donde se ubicaban los Molinos de Inca, Cea y Batán y que llegaba hasta la misma playa en calle Peligro. A lo largo del recorrido se instalaron numerosos molinos algunos de los cuales ha perdurado varios siglos en su uso.