Los investigadores que analizan el accidente que sufrió una avioneta en Sotillo de las Palomas (Toledo), en el que murieron cuatro personas, estudian por qué se desprendió la cola del aparato, que ha aparecido a un kilómetro de los otros restos de la aeronave. Así lo ha indicado hoy en Ciudad Real el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, José Julián Gregorio, quien ha comentado que la circunstancia "no es normal" y que debe analizarse.

También ha indicado que aunque se ha conocido la identidad de los ocupantes fallecidos, la Delegación del Gobierno de la Comunidad Autónoma no confirmará sus identidades hasta que no sean corroboradas por las pruebas de ADN.

Jesús Alonso, alcalde de Sotillo de las Palomas, ha señalado que el lugar en el que se estrelló la avioneta ha sido visitado por un familiar y un amigo del empresario madrileño que pilotaba el aparato. Ha comentado que ambos querían saber cómo ocurrieron los hechos, ya que el piloto era "muy experimentado y sabía muy bien lo que hacía", por lo que creen que el accidente se debió a un fallo técnico.

Los vecinos del municipio sostienen que escucharon "ruidos raros, como una carraca", y que la avioneta no planeó, sino que cayó en barrena.

El empresario madrileño, que era gran aficionado a la caza y que tenía una finca en Nombela (Toledo), viajaba en la avioneta junto a su actual pareja y las hijas de esta, dos gemelas de 12 años que también fallecieron en el siniestro.

Según han informado a Efe fuentes cercanas a la familia, la pareja del empresario tenía un tercero hijo de 16 años que no volaba en la aeronave. El padre biológico del joven falleció hace tres años, por lo queda huérfano.