"Vivir en esta cosa no es bueno", dice Nadezhda señalando una
enorme tinaja de vino abandonada en un paraje de
Socuéllamo, en Ciudad Real (Castilla-La Mancha). A su alrededor,
niños descalzos corretean entre
montañas de basura. Las moscas vuelan en torno a sus cabezas.
Nadezhda y
otras cuarenta personas que viven en este campamento provisional
son búlgaros, y durante seis semanas se
ganarán un salario en la vendimia manchega. Por la noche duermen en veinte o más
tinajas de vino volcadas sobre el terreno que tienen el
tamaño de un coche.
En algunas de esas tinajas,
familias de más de siete miembros se hacinan en algo parecido a camas con colchones de gomaespuma.
En Bulgaria tenemos una casa digna, pero allí no ganamos dinero
"Vivir en España no me gusta. No tenemos agua, ni gas. En Bulgaria tenemos una casa digna, pero allí no ganamos dinero", explica. El agua la cojen de la fuente pública que hay en la plaza del pueblo, a varios cientos de metros del campamento.
Las dos Europas
Bulgaria forma parte de la UE desde el 1 de enero de 2007, pero la forma de vida de estos temporeros recuerda la brecha económica que existe entre 'la vieja Europa' y el bloque de los nuevos ciudadanos europeos de países del Este.
Estos trabajadores reciben por un día de vendimia unos 42 euros. Nadezhda explica que su marido ganaría en Sliven, su localidad natal, el equivalente a 5 euros al día.
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