Cuatro acusados de estafar a un incapacitado en Vigo dicen que cumplieron su voluntad

  • VIGO, 15 (EUROPA PRESS)

Los cuatro acusados de un supuesto delito de estafa por parte de dos personas que afirman que engañaron a su tío incapacitado para que pusiera una propiedad a nombre de dos de ellos -madre e hijo-, han defendido que ése era el deseo del anciano y que lo que hicieron fue "consolidar su voluntad". No obstante, la acusación pide que sean condenados a penas de entre seis meses y cuatro años de prisión.

La sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, ha acogido este martes la primera sesión del juicio por estos hechos -continuará el miércoles-. En este foro, el hijo y su madre, José Manuel e Isabel A.S., han asegurado que tenían "mucha amistad" con el anciano, que compartían vacas y cabras, que le ayudaron a "cuidar a sus hermanos" y que llegaron a convivir con él.

Así las cosas, la mujer ha manifestado que el hombre les dijo que les dejaría parte de sus bienes "en pago por esos cuidados", y su hijo ha añadido que, como consecuencia de ello, el documento para la cesión de bienes se firmó "a instancia" del octogenario, Arturo G.B.

Otro de los acusados, José Manuel R.C., titular de una gestoría y amigo del hombre, ha dicho que entonces no conocía a ninguno de los otros investigados y ha mantenido que era "público y notorio" que Arturo tenía la voluntad de ceder su vivienda y unas acciones a madre e hijo. Así, como fue hospitalizado, hicieron el documento conforme "a su voluntad" y fueron al hospital a que firmase.

"Arturo era despierto, en ningún caso se dejaría engañar y yo, bajo ningún concepto, traicionaría su voluntad. Era mi amigo y quería ayudar a respetar su voluntad", ha subrayado, antes de aseverar que el día de la firma el anciano les reconoció a todos ellos y que, aunque "no estaba en su mejor momento, estaba despierto". Sobre esto, ha dicho que no cobró por las gestiones y que no intervino en nada más hasta su muerte.

"VENÍAN A POR DINERO"

En relación a los sobrinos querellantes, ha afirmado que no los conocía, pero que el anciano le habló de ellos en ocasiones para transmitirle que "venían a por dinero".

De hecho, el cuarto acusado, José Manuel C.A., que estuvo presente en el momento de la firma (de la estampa de la huella), ha agregado que Arturo quería a sus sobrinos, pero que estaba "dolido" con ellos porque cuando iban a su casa era "a buscar algo y luego se iban". "Supongo que para pedir dinero", ha comentado, antes de dejar claro que él no recibió nada del ahora difunto.

HUELLA DACTILAR

El documento cuenta con la huella digital del anciano, lo que José Manuel A.S. -el hijo- ha justificado en que "hizo amago de firmar pero no daba", por lo que decidieron ir a por un tampón para que pusiese su huella. José Manuel C.A. ha corroborado que cuando el hombre fue a firmar "era como si no tuviera fuerza".

"Tenía un carácter muy fuerte y, si no hubiera querido firmar, habría roto el papel", ha asegurado el joven sobre Arturo. A su vez, el gestor ha manifestado: "Estoy total y absolutamente seguro de que cuando estampó la huella era consciente" de lo que conllevaba.

DETERIORO VOLITIVO Y COGNITIVO

En la vista de este martes también han comparecido los sobrinos del octogenario María Teresa y José Manuel, quienes han mantenido que la relación con su tío era "buena", que le veían "todos los fines de semana", que lo acogieron cuando tuvo problemas de salud y que lo fueron a visitar -en el caso de la mujer, a diario- cuando estuvo hospitalizado.

Además, han declarado que también hablaban por teléfono y que, si le pasaba algo al hombre, tanto él mismo como su hijo (José Manuel) les avisaba. En lo relativo a cuando el hombre ingresó en el hospital en 2007, la sobrina ha remarcado que estuvieron "siempre con él", tanto ella como un primo -primo del anciano y primo segundo de ella, quien este martes ha corroborado este extremo-.

La mujer ha sostenido que su tío "de la cabeza no estaba bien, hacía lo que le decían" y "tenía un deterioro volitivo y cognitivo claro". "Desde que ingresó ya estuvo mal", ha remarcado, antes de añadir sus dudas acerca de que el hombre hubiera podido reconocer a otras personas.

De acuerdo con la versión de los sobrinos, su tío "no dijo nunca que fuese a firmar un documento" para ceder su vivienda o sus acciones y, de hecho, han asegurado que se enteraron de lo ocurrido cuando, una vez que el hombre falleció, "éstos -en referencia a madre e hijo- cambiaron la cerradura" y les dijeron "que tenían un papel".

Además de la casa, el anciano, al que los sobrinos han definido como una persona "solvente" y "absolutamente autónoma e independiente", tenía fincas y parcelas y unos cuadros de un familiar suyo, el conocido pintor de Forcarei Virxilio Blanco Garrido.

Este martes, el citado primo del anciano, José B., también ha testificado que en el hospital se cruzó con José Manuel -el hijo- e iba con "mucha prisa". Al igual que los sobrinos que presentaron la denuncia, ha indicado que Arturo tampoco le dijo que fuese a ceder sus bienes; mientras una vecina del octogenario -quien compareció como testigo de la defensa-, ha dicho que no le consta que madre e hijo cuidasen de él.

VERSIÓN DE LA ACUSACIÓN

Según el escrito de la acusación particular, los cuatro acusados aprovecharon que el anciano, que tenía 87 años en el momento de los hechos, "tenía deterioradas sus capacidades cognitivas y volitivas" para hacerle firmar el documento de cesión de su vivienda y la mitad de sus acciones en favor de José Manuel e Isabel A.S.

Para ello, mantiene que los cuatro acusados fueron en 2007 hasta el Hospital Xeral -donde el hombre estaba ingresado- y, "aprovechándose de su fragilidad mental y anímica, le indujeron con engaños para que pusiese su huella dactilar" en un documento de cesión de bienes, con lo que "consolidaron el desplazamiento patrimonial".

Pese a esto, la acusación apunta que el hombre seguía pagando los cargos de la vivienda, incluso aunque se fue a una residencia de ancianos. Finalmente, agrega que cuando el hombre estaba en coma y en cuidados paliativos, madre e hijo pusieron, usando el documento, una demanda de expediente de dominio sobre los bienes. Dos días después, el anciano falleció.

Por esto, la acusación pide que los cuatro acusados sean condenados por el delito de estafa a cuatro años de prisión y multa de 3.600 euros y, subsidiariamente, que madre e hijo sean condenados a dos años y medio de cárcel y a multa de 1.200 euros por el uso de documento público a sabiendas de su falsedad. De lo contrario, propone que se les condene a seis meses de prisión por uso de documento privado a sabiendas de su falsedad.

VERSIÓN DE LA FISCALÍA

La Fiscalía sostiene que, para que existiese el delito de estafa, deben darse varios elementos: el engaño bastante, el desplazamiento patrimonial, una relación causal entre ese engaño y el acto de disposición patrimonial y ánimo de lucro.

Desde su punto de vista, queda acreditado (por informes clínicos y forenses) que el hombre enfermo no tenía capacidad de comprensión y, por tanto, "no se puede engañar a quien no puede ser engañado". En ese caso, se habría producido "un simple apoderamiento sin la voluntad del poseedor".

Además, se da la circunstancia de que el expediente de inmatriculación de la finca y la casa fue archivado en 2011 porque el fallecido no era titular de los bienes en el momento del contrato y porque, en última instancia, los beneficiarios no habían cumplido la obligación de prestación de alimentos que la cesión les imponía.

Así las cosas, el Ministerio Público solicita el sobreseimiento provisional de la causa en relación con los cuatro acusados, sin perjuicio de que se deben ejercitar las acciones pertinentes ante la jurisdicción civil para la declaración de nulidad del contrato.

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