Los paros, que se prolongarán hasta el próximo 15 de octubre a primera hora de la mañana (de 5 a 8 h) y por la noche (de 20 a 23 h y desde la medianoche hasta las tres de la madrugada), fueron secundados por el 100% de los conductores, según indicó el presidente del comité de empresa de Tuzsa, Javier Anadón.

Sin embargo, los servicios mínimos dispuestos por el Ayuntamiento, que ascienden hasta el 66% de la flota en las líneas ordinarias y del 100% en las especiales de fiestas, contribuyeron a atenuar las afecciones de la huelga. Los principales problemas los sufrieron los trabajadores de primera hora de la mañana y los usuarios de la noche, que padecieron demoras de más de 15 minutos en muchos autobuses.

Las líneas 25 y 38, que pasan por Interpeñas, no daban abasto para recoger a todos los usuarios que se agolpaban en las paradas. Algo similar sucedió por la noche en el centro, en la 33, 30 y 40.

Mª Carmen Lorén, 62 años

«Los autobuses van fatal. Tardan media hora en venir y luego llegan dos seguidos. La huelga no me parece nada bien porque, al final, siempre somos los usuarios los que pagamos los platos rotos».

Cristina San Agustín, 27 años

«He salido con tiempo de casa y, aun así, he llegado tarde a clase, aunque se suponía que la huelga de por la mañana terminaba a las ocho. Hoy el autobús ha tardado en venir un cuarto de hora más de lo normal».

Jesús Miralles, 40 años

«No soy de aquí y no sé cómo van los buses el resto del año, pero los veo muy mal. La información para los visitantes es escasa, porque he estado bastante tiempo esperando el autobús en una parada que en fiestas no funciona».