Parece contradictorio que una empresa que se dedica a cobrar por ofrecer aparcamiento a los coches preste gratuitamente bicicletas a sus clientes. «Es que», explica Miguel Sánchez, propietario del parking de la Inmaculada y autor de la idea, «contaminan menos, no crean estrés y son más sanas».
La idea le ha funcionado tan bien durante una década que ahora ha ampliado el negocio a un lavado de coches en el polígono El Florío. «Mientras la gente deja aquí su vehículo para que lo limpiemos, le ofrecemos gratis una bicicleta y un candado para dejarla aparcada en la calle. Se marchan de compras o al trabajo», dice Sánchez.
El parking la Inmaculada, con 90 plazas para coches en superficie, y el lavadero de coches son los únicos lugares de la ciudad que ofrecen este servicio. «Incluso –continúa– intenté en el año 1998 que el Ayuntamiento me diera permiso para instalar puntos de alquiler de bicicletas por la ciudad, pero parece que no interesaba».
Usuarios sin atascos
El aparcamiento de la Inmaculada tiene todo tipo de clientes. «Desde la familia que viene un sábado, deja el coche y se marcha con las bicis a dar una vuelta por La Vega, hasta el que acude diariamente al hospital de la Inmaculada y nos visita para estirar las piernas».
Sin embargo, el usuario más habitual es «el que no quiere atascos». Sánchez nunca ha perdido una bici, «siempre vuelven, porque aquí está su coche».
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